El cuidado de nuestras plantas y jardines es esencial para mantener su belleza y salud y, con razón luego del trabajo de poda y limpieza que realizamos antes de la llegada de la primavera. Esto es fundamental porque la vida y desarrollo de las plantas en nuestro jardín dependen de nuestro trabajo para disfrutar un verano a pleno. Sin embargo, a menudo nos enfrentamos a diversos problemas que pueden afectar el crecimiento y la vitalidad de nuestras plantas, como plagas de insectos y enfermedades, que aparecen cuando los días se tornan más cálidos. La fumigación se presenta como una solución efectiva para mantener estos problemas bajo control y garantizar un jardín próspero, sin pérdidas de plantas. En esta guía, aprenderemos cómo realizar la fumigación de plantas de manera segura y eficiente.
La fumigación de plantas es una técnica utilizada para controlar y eliminar plagas y enfermedades que pueden afectar a nuestros cultivos y flores. A través de la aplicación de productos químicos adecuados, es posible protegerlas y revitalizarlas, evitando daños mayores y asegurando su desarrollo óptimo.
Es importante destacar que debe realizarse con responsabilidad y siguiendo estrictamente las instrucciones del producto, para evitar posibles riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Por ello, es fundamental elegir productos certificados y aplicarlos de manera adecuada y segura.
Identificar el problema
Antes de iniciar cualquier proceso de fumigación, es esencial identificar el problema específico que afecta a nuestras plantas. Las plagas y enfermedades pueden manifestarse de diversas formas, como manchas en las hojas, presencia de insectos, marchitamiento, entre otros. Si no estamos seguros de qué está afectando a nuestras plantas, es recomendable buscar asesoría en centros de jardinería o con expertos en agricultura. En estos momentos se aconseja después de la poda para evitar la entrada de agentes patógenos en estos seres vivos. De lo que hay que estar atentos es de la observación, justamente en la época de brotación porque es cuando aparecen los insectos.
Elegir el producto adecuado
Una vez identificado el problema, debemos seleccionar el producto más adecuado para enfrentarlo. Existen diferentes tipos de fumigantes en el mercado, y cada uno está destinado a combatir una plaga o enfermedad específica. Es importante leer cuidadosamente las etiquetas y elegir aquellos productos que sean efectivos para el problema en cuestión y que estén aprobados por las autoridades competentes.
Preparación para la fumigación
Antes de comenzar la fumigación, debemos prepararnos adecuadamente para llevar a cabo el proceso de manera segura y efectiva. Algunas recomendaciones incluyen:
* Usar ropa protectora, guantes y mascarilla para evitar el contacto directo con los productos químicos.
* Fumigar en un día sin viento para evitar que los productos se dispersen a zonas no deseadas.
* Proteger otras plantas cercanas que no necesiten ser fumigadas cubriéndolas con plástico o tela.
* Evitar fumigar durante horas de alta radiación solar, ya que esto podría dañar las plantas.
Aplicar el fumigante
Con todas las precauciones tomadas, es hora de aplicar el fumigante. La mayoría de los productos vienen en forma líquida y se pueden aplicar utilizando una mochila de fumigación o un rociador. Es importante seguir las instrucciones del fabricante con precisión para obtener los mejores resultados. Al aplicar el producto, asegúrate de cubrir todas las partes de la planta, especialmente las hojas y la parte del envés que es donde suelen residir las plagas. Evita el exceso de aplicación para no sobrecargar a las plantas con químicos innecesarios.
Medidas de seguridad posterior a la fumigación
Una vez que hemos aplicado el fumigante, es esencial seguir algunas medidas de seguridad adicionales:
– No tocar las plantas fumigadas hasta que el producto se haya secado completamente.
– Lávate bien las manos y la ropa utilizada en la fumigación.
– Mantén a los niños y mascotas alejados del área fumigada durante el tiempo recomendado en las instrucciones.
Monitoreo y seguimiento
Después de la fumigación, es fundamental monitorear el estado de las plantas y verificar la efectividad del tratamiento. En algunos casos, puede ser necesario repetir la fumigación para erradicar por completo la plaga o enfermedad. También es importante observar posibles efectos secundarios en las plantas y, si es necesario, consultar con un especialista para realizar ajustes en el tratamiento.
Conclusión
– La fumigación de plantas es una herramienta valiosa para proteger y revitalizar el jardín, pero debemos realizarla con cuidado y responsabilidad. Es la estación cálida la que trae los insectos. Identificar el problema, elegir el producto adecuado.
– Los beneficios de la fumigación son numerosos,por un lado, los pesticidas pueden ayudar a controlar plagas y enfermedades que de otra manera pueden acabar con una o las plantas. Por otro lado, también puede ayudar a prevenir el desarrollo de plagas y enfermedades en el futuro, lo que puede ayudarte a tener menos problemas a largo plazo.
– Emplear el producto adecuado para la plaga. Se recomienda un asesoramiento previo antes de aplicar un producto fitosanitario.
– Utilizar una mezcla hecha al momento. No se puede guardar los productos ya mezclados con agua porque pierden su efectividad. Calcular bien el producto fitosanitario que vas a emplear y ajustar la mezcla necesaria para el tratamiento.
– No fumigar las plantas a pleno sol. Si colocas la aplicación con un sol potente puede dañar el cultivo o las plantas tratadas. El momento más idóneo para fumigar es a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, cuando el sol es más suave.
– No emplear productos fitosanitarios que estén abiertos más de dos años. Estos productos pierden su efectividad.
– Aplicar los productos con un pulverizador adecuado. Esto hará más sencilla, rápida y cómoda la aplicación de los productos fitosanitarios.
– No siempre es necesario fumigar las plantas. En estos momentos es para la desinfección luego del invierno y posterior a la poda. Es una recomendación para la aparición de las mismas en primavera.
– Alternar la materia activa. Es muy importante no utilizar siempre el mismo producto fitosanitario. Un tanto por ciento de los insectos tratados crea resistencia a los productos y se hacen inmunes a las siguientes aplicaciones con el mismo producto. Leer la etiqueta en busca de la composición del producto y tenerla en cuenta al adquirir otro producto.
– Limpiar bien los pulverizadores empleados. Después de la fumigación recomendamos limpiar con detergente la mochila o pulverizador.
– No emplear la misma mochila o máquina de fumigar para los herbicidas y productos fitosanitarios (insecticidas, acaricidas, fungicidas o abono foliares). Si no se lava la mochila o máquina en la que hemos utilizado herbicidas, el posterior tratamiento con productos sanitarios puede perjudicar el cultivo o planta que queramos tratar.
– Mojar bien el envés de las hojas. Muchos insectos y ácaros se esconden detrás de las hojas y, por ello, os recomendamos que pulverices muy bien esas zonas.