Lourdes Gómez hizo dos veces el primer y segundo grado porque le ‘costaba estudiar’ y sus padres decidieron dejar de mandarla a la escuela. Hoy, con 18 años, está cursando la primaria y hasta planificó su futuro. Dijo que cursará la secundaria y, luego, la carrera de Diseño Gráfico. Es alumna de la Escuela Nocturna Roque Saenz Peña, de La Bebida, una de las instituciones que ayer participaron de la feria de Educación de Jóvenes y Adultos que se realizó en la Plaza Seca del Centro Cívico y en la que los feriantes demostraron que las segundas oportunidades mejoran vidas.
Gustavo Rodríguez fue uno de los alumnos entusiasta en la feria. A todos los que se acercaban al stand de la Escuela Nocturna de Tacuarí les ofrecía los pochoclos dulces y salados que preparan con un grupo de compañeros como emprendimiento laboral. Con más de 30 años de edad (dijo que no sabe cuántos años tiene en realidad) cursa la primaria en la escuela mencionada donde aprendió a ‘sobrevivir’. ‘Me fallaba la memoria cuando era chico por eso dejé la escuela. Ahora estudio y hago pochoclos para vender gracias al apoyo de la escuela para que hiciéramos este emprendimiento. Hacemos pochoclos dulces y salados para eventos’, dijo el hombre.
María del Carmen Díaz siempre consideró muy importante mantener la identidad del pueblo, aunque no sabía cómo siendo una ama de casa y ‘sin estudios’ podría lograrlo. A los 63 años lo descubrió y lo logró. Fue tras ingresar al CENS Oscar Otiñano, de 25 de Mayo, donde cursa la secundaria y forma parte de un proyecto histórico: la publicación del primer libro sobre la historia del Carrerito. ‘Retomar los estudios era una materia pendiente. Por suerte existen las segundas oportunidades y no las voy a desaprovechar. Con mis compañeros estamos reuniendo fotos y testimonios para hacer el libro del Carrerito y mantener viva su historia’, dijo la mujer.
Pero si de aprovechar segundas oportunidades se trata, Nahuel Galiote y Lucía Ontiveros son un ejemplo. Ambos tienen 18 años y asisten a la Escuela Nocturna Almirante Guillermo Brown, en Valle Grande, Rawson, donde formaron pareja y hasta se convirtieron en padres de Lurdes que, con 25 días de vida, también participó de la feria educativa. ‘No supimos aprovechar la oportunidad de estudiar cuando éramos más chicos. Pero ahora entendemos lo importante que es completar la escuela para conseguir un buen trabajo. Somos papás y queremos darle el ejemplo a nuestra bebé de que no debe dejar pasar las oportunidades y de que el estudio es la mejor herramienta para salir adelante’, dijo Nahuel.
Gloria Caballero recién a los 70 años pudo repartirle la misma cantidad de caramelos a sus 9 nietos y 5 bisnietos. Es que a esta edad por fin aprendió dividir sin equivocaciones. Retomó los estudios primarios en la Escuela Nocturna Sarmiento, un ‘sueño’ que la pobreza truncó en su infancia. ‘Hice hasta segundo grado no más porque éramos muchos hermanos y bastantes pobres. Entonces mi padres me sacaron de la escuela y me mandaron a trabajar de mucama cama adentro, siendo una niña. Después la vida pasó y se fue alejando mi sueño de estudiar. Hasta ahora, que uno de mis hijos que hace un curso de inglés en la Escuela Nocturna Sarmiento me insistió que retomara la escuela. Me gusta mucho matemática porque aprendí a sacar bien las cuentas y hasta a organizar la plata para salir a fin de mes. La verdad que retomar la escuela me cambió la vida’, dijo la mujer.