Fernando Alberto Caballero, alias ‘Limón’, 20 años, con causas abiertas por robos y estafas. Ayer, admitió haber cometido 9 fraudes contra trabajadores y dos hechos de amenazas simples: contra un vecino al que le arrastró un cuchillo en el piso al inconfundible estilo tumbero, diciéndole que lo iba a matar y todo porque no toleró que le reprochara sustraer un madero del jardín. La otra amenaza tuvo como víctima a una mujer, a la que también le prometió lo peor, para ella o su marido, o secuestrarle algún hijo cuando lo llamó para reclamar la devolución de sus cosas. Ayer, el juez Eugenio Barbera le impuso al ‘Limón’ su primera condena: 5 años de prisión efectiva que, a través de su defensor, Mario Morán, acordó en un juicio abreviado con el fiscal Eduardo Gallastegui y la ayudante fiscal Silvina Putelli (UFI de Delitos Informáticos y Estafas), tal como anticipó este diario.
El magistrado también aplicó las penas acordadas para el resto de sus familiares y un amigo: 3 años sin encierro. Para su madre, Yésica Caballero (37), por 8 fraudes; para su pareja, Ayelén Tatiana Tobal (18) por 13 estafas; para un amigo de la familia, Julio Ricardo Merenda (45) por 5 de esos hechos.
En total, las estafas cometidas por este grupo fueron 15. Y casi todas tuvieron la misma modalidad: el alquiler de servicios (de comida, de entretenimiento, de máquinas y herramientas de trabajo) que inmediatamente después eran vendidas, ocasionándoles a las víctimas un perjuicio calculado en más de 10 millones por Maximiliano Yanzón, del área técnica de la Fiscalía.
El gancho para las víctimas fue el pago del alquiler, sin imaginar que nunca más verían sus cosas, pues cuando volvían a recuperarlas no hallaban a nadie en esa casa abandonada de la calle Oro al 1620 Este, en Chimbas, justo enfrente de una casa del barrio CGT, donde viven los Caballero. Cuando las denuncias se multiplicaron, Fiscalía realizó 7 allanamientos pero solo logró recuperar una garrafa y 50 sillas, 40 de las cuales fueron encontradas por una de las víctimas cuando volvió al lugar y encontró a Yésica Caballero (la misma que intentó alejarlo del lugar) y otro sujeto, cargándolas: las habían vendido por $35.000.