En al menos cinco causas en las que el exintendente de Caucete devenido en abogado penalista, Julián Gil, le tocó defender a sujetos señalados como autores de abusos sexuales, el patrón de conducta de las denunciantes fue casi un calco: tras la acusación sobrevino un notable cambio de actitud y de versión de las mujeres, y en la mayoría de esos hechos los denunciados terminaron desvinculados. El último miércoles, Gil fue detenido a pedido del fiscal coordinador, Francisco Micheltorena, y el ayudante fiscal Francisco Nicolía, ante la fuerte sospecha de que en uno de esos casos consiguió el sobreseimiento de su cliente, luego de pagar de su bolsillo $6.000 y conseguir otra suma de unos pagarés que le hizo firmar en la cárcel de Chimbas al sospechoso, para que con ese dinero la víctima (en ‘estado de vulnerabilidad económica’, según la pesquisa) se contradijera y terminara imponiendo su contraversión de que lo había denunciado por bronca, porque estaba saliendo con otra mujer.
Esa sospecha de pago para torcer una voluntad y conseguir un resultado favorable en un juicio, fue calificado por Fiscalía como presunto encubrimiento agravado contra Gil. Y la principal prueba en su contra es una grabación en celular de una chica de 16 años a la que también habría querido convencer de que desistiera de acusar a su cuñado. En ese registro, el propio Gil habla del caso en el que consiguió el sobreseimiento a cambio de dinero a la denunciante, y parece sugerir que no era la primera vez que lo hacía, dijeron fuentes judiciales.
Por eso los investigadores torcieron en el acto sus miradas hacia una causa por abuso sexual que involucró al propio Gil en octubre de 2019, cuando una chica de 16 años (hermana de una joven con la que se lo vinculaba sentimentalmente) denunció que le había tocado la cola una vez que la saludó y bajó demás su mano desde la cintura.
En esa causa se desestimó la denuncia. Un tribunal anuló esa decisión y mandó a dictar otra, en la que finalmente el exintendente fue desligado con un sobreseimiento, indicaron.
Si acaso los pesquisas de Delitos Especiales decidieran investigar ese hecho, deberían analizar primero si no prescribió (al parecer aún no) y recién intentar indagar sobre el cambio de versión de aquella chica, algo que también podría extenderse a otras causas en los que ocurrió algo similar.