Tantos años de sequía y las acostumbradas escasas precipitaciones que se registran en San Juan han provocado en varias localidades que la red de desagües, drenes o canales secundarios que sirven para canalizar el agua que corre a manera de creciente cada vez que hay una tormenta fuerte, hayan desaparecido en algunos casos, o tengan un deficiente mantenimiento, provocando las tan temibles inundaciones cada vez que llueve intensamente.
Durante años, en distintos puntos de la provincia hubo desagües, que más allá de ser muy molestos por la acumulación de agua estancada y la proliferación de una vegetación propia de esos lugares húmedos, tenían un fin debidamente establecido, como era el de canalizar el agua de las tormentas. Cuando esos cauces estaban debidamente acondicionados se evitaba que el agua de las lluvias inundara viviendas o las calles de las inmediaciones. Estos desagües habían sido debidamente estudiados para cumplir con esos objetivos y aunque resultaban molestos, durante años a nadie se les ocurrió tocarlos.
Luego surgieron algunos reclamos vecinales y paulatinamente estos cauces se fueron, en el mejor de los casos, entubando y sino, en una acción que nunca se tendría que haber concretado, rellenando hasta hacerlos desaparecer.
Por décadas, y a consecuencia de un largo período de sequía que le ha tocado atravesar a la provincia, fueron pocos los que advirtieron el peligro de la falta de estos desagües que, ahora, con un período de fuertes lluvias se ha comenzado a notar su carencia.
Los principales desagües, históricamente, han estado en los sectores de ingreso a los centros poblacionales de cada departamento. Los municipios o los organismos viales provincial o nacional, con la anuencia del Departamento de Hidráulica de la provincia fueron sistemáticamente rellenando esos desagües y drenes considerando que era mejor para la gente evitar esos lugares de proliferación de vegetación acuática, mosquitos y roedores, entre otros animales, y de acumulación de barros de los que en ocasiones emanan feos olores.
Lo que en muchos casos no se ha tenido en cuenta es que hay cauces que no debieron desaparecer ya que cumplían una función muy importante cada vez que había lluvias torrenciales y evitaban que el agua avanzara sobre los caminos, fincas o zonas pobladas. Estos desagües eran fácilmente observables en las inmediaciones de las fincas o de los ingresos a departamentos rurales como Caucete, 25 de Mayo, 9 de Julio, Albardón, Santa Lucía, Pocito y otros tantos.
Tras una temporada de tormentas que ha dejado al descubierto muchos problemas de infraestructura en materia de defensas, caminos rurales y protección de poblaciones, el tema de los desagües deberá ser cuidadosamente inspeccionado para determinar su mantenimiento o, si es necesario, reconstruirlos para evitar futuras complicaciones.