El año pasado los niveles de emisión de dióxido de carbono como de otros gases de efecto invernadero producidos en la Tierra alcanzaron cifras récords, de acuerdo a las mediciones que realiza la Organización Meteorológica Mundial. Las emisiones de CO2 llegaron a 420 ppm (partes por mil millones), un máximo histórico sin precedentes, mientras que los niveles de metano (CH4) llegaron a 1.934 ppm y de óxido nitroso (N20) a 336,9 ppm. Estos valores representan aumentos del 265% para el metano y 125% para el óxido nitroso en comparación con los niveles preindustriales.
El 24 de octubre pasado, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) también advirtió sobre esta situación y llamó la atención a todos los países miembros para tomaran medidas en este sentido.
Entre las causas que han dado lugar a los registros, está el de los grandes incendios forestales que tuvieron lugar el año pasado en distintas partes del mundo, incluido nuestro país en provincias como Córdoba, Santiago del Estero, Santa Fe, Entre Ríos y San Luís, y la continua quema de combustibles fósiles que ningún país ha logrado disminuir a pesar de los acuerdos suscritos en los últimos años.
El aumento en la concentración de gases de efecto invernadero tiene como primera incidencia la posible intensificación de fenómenos como El Niño y La Niña que afectan las condiciones climáticas en varias partes del mundo. Sería conveniente tener controladas esas emisiones a los efectos de no producir estas alteraciones que en ocasiones tienen serias consecuencias climáticas.
Respecto de la incidencia de los incendios forestales, hay que tener en cuenta que al desaparecer cientos de miles de hectáreas de bosques se ha perdido la capacidad natural que tiene los árboles de absorber carbono y esto es lo que ha hecho elevar los niveles de emisiones a valores extraordinarios, como nunca antes se había visto.
Una de las soluciones para evitar que este problema se continúe agravando en los años sucesivos es avanzar más decididamente con el plan de reducción de emisiones de gases a la atmósfera. No obstante, aunque esa reducción se consiguiera casi de inmediato, los efectos que causan en la atmósfera se mantendrían por unos años debido a un fenómeno que es propio del tiempo que los gases permanecen en el ambiente.
El objetivo de reducir un 1,5º C la temperatura media de la Tierra dispuesto en el Acuerdo de París comienza con esta situación a ser inalcanzable y, de seguir así, dentro de unos años se tornaría imposible de lograr como se había previsto. De todas maneras hay que empezar evitando esas grandes catástrofes que son los incendios forestales masivos para luego continuar con los otros objetivos. Es responsabilidad de cada país evitar que el fuego avance sobre millones de árboles y no solo termine degradando el suelo, sino contaminando el ambiente que es algo que se puede minimizar.