Desde este mismo espacio, en reiteradas oportunidades, hemos señalado que San Juan necesita de una enérgica campaña de forestación para contrarrestar la desertificación que se observa en varios puntos de la provincia y que responde a años de desidia de no haber planificado cómo hacer para que nuestra tierra se vea más verde ante tanta depredación ocurrida.

El estado actual de la arboleda en varios puntos de la provincia es lamentable y si no hay un recambio de plantas o una campaña de forestación pensada en las generaciones por venir, en poco tiempo más nos quedaremos sin esos protectores naturales destinados a hacer que la vida sea más llevadera, especialmente en momentos en que se comienzan a poner de manifiesto los primeros efectos de un cambio climático o calentamiento global que amenaza con empeorar las condiciones ambientales en la Tierra.

El verde es necesario en San Juan porque más allá de beneficiar a su propia población contribuye con los atractivos propios de nuestros paisajes. Sabemos que la gente que los visita requiere combinar esa belleza natural, generalmente agreste, con lugares que ofrezcan cierta frescura y que contribuyan al esparcimiento que se puede encontrar en un bosque o en las centenarias arboledas que han sido famosas en la provincia y que diversas razones han disminuido drásticamente en las últimas décadas.

En varias ocasiones también hemos señalado que además del arbolado urbano, a los fines de mejorar el ambiente es necesario parquizar y forestar los alrededores de los grandes predios destinados a espectáculos públicos, como el predio ferial de la Costanera, en Chimbas; el estadio del Bicentenario; el predio circundante al Velódromo Vicente Chancay; el autódromo del Villicum o en las inmediaciones de los caminos que conducen a los diques de Ullum, Punta Negra, Los Caracoles y Cuesta del Viento. También hace falta más verde en las proximidades de atractivos turísticos como el Valle de la Luna y la Difunta Correa y San Expedito.

Más allá de las buenas intensiones de avanzar en una tarea de forestación que sea permanente y vaya contemplando distintas zonas de San Juan, hay que considerar que para provocar un efecto positivo se debe hablar de un plan que sea intenso y que contemple al menos un millón de ejemplares (hasta ahora se han estado haciendo campañas parciales que no contemplan más de 10.000 a 20.000 ejemplares) para poder recuperar en parte todo lo que se ha perdido. Es un buen momento para hacerlo, ya que estamos a poco del comienzo de una nueva gestión de gobierno y se prevén mejores condiciones respecto del agua después las últimas nevadas en la Cordillera.

Para lograr este objetivo habrá que trabajar arduamente en uno de los escollos principales que tiene el tema de la forestación como es el de la obtención de los plantines, ya que como se sabe los vivieros provinciales o municipales no tienen una gran capacidad de producción y los privados tampoco alcanzan cantidades suficientes de ejemplares de algarrobo, chañar, caldén, piquillín de las sierras, álamos, jarillas, molle y retamos que son los que mejores se adaptan a zonas áridas y con escasas lluvias.