La vertiginosa contienda presidencial entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris se precipitaba anoche hacia un final incierto, mientras millones de estadounidenses se dirigían a las urnas para elegir entre dos visiones marcadamente distintas para el país.

Una carrera agitada por hechos sin precedentes -dos intentos de asesinato contra Trump, la retirada por sorpresa de Joe Biden y el rápido ascenso de Harris- se mantuvo a la par al amanecer del día de las elecciones, incluso después de miles de millones de dólares en gastos y meses de una campaña frenética. Trump, que con frecuencia ha difundido falsas afirmaciones de que ganó las elecciones presidenciales de 2020 contra Biden y cuyos partidarios atacaron el Capitolio el 6 de enero de 2021, votó cerca de su casa en Palm Beach, Florida. ‘Si pierdo una elección, si es una elección justa, seré el primero en reconocerlo’, dijo a periodistas, sin dar más detalles.

Más de 80 millones de estadounidenses ya habían votado antes del martes, por correo o en persona, y las filas en varios colegios electorales ayer eran cortas y ordenadas.

En el condado de Cambria (Pensilvania) se registraron algunas fallas en la tecnología de recuento de votos, y un tribunal local accedió a una petición de los funcionarios electorales para ampliar dos horas el horario de votación el martes por la noche.

La campaña de Trump ha sugerido que podría declarar la victoria en la noche electoral incluso cuando aún no se hayan contado millones de papeletas, como hizo hace cuatro años. Sin embargo, el ganador de la contienda podría no conocerse durante días si los márgenes en los estados disputados son tan estrechos como se espera.

Igual, gane quien gane, se hará historia. Harris, de 60 años, la primera vicepresidenta, se convertiría en la primera mujer, negra y surasiática estadounidense en ganar la presidencia. Trump, de 78 años, el único presidente procesado dos veces y el primer expresidente condenado penalmente, se convertiría también en el primer presidente que gana mandatos no consecutivos en más de un siglo.

Los sondeos de opinión muestran a los candidatos empatados en cada uno de los siete estados que probablemente determinarán el ganador: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.

La contienda refleja una nación profundamente polarizada cuyas divisiones no han hecho más que agudizarse durante la campaña. Trump ha empleado una retórica cada vez más oscura y apocalíptica durante la campaña. Harris ha instado a los estadounidenses a unirse, advirtiendo que un segundo mandato de Trump amenazaría los cimientos de la democracia.

También está en juego el control de ambas cámaras del Congreso. Los republicanos lo tienen más fácil en el Senado, donde los demócratas defienden varios escaños en estados de tendencia republicana, mientras que la Cámara de Representantes parece un cara o cruz.

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