Tenía una estatura aproximada de 1,75 metros, entre 25 y 30 años, era delgado, morocho y vestía solo una bermuda de jeans atada con un cordón. En su antebrazo derecho, tenía tatuado un rosario. Lo encontró ayer, alrededor de las 19,30, un operario de la usina de la Electrometalúrgica Andina, cuando limpiaba las parrillas previstas para impedir el paso de la basura en el caudaloso Canal Céspedes de la zona de La Bebida, Rivadavia, informaron fuentes policiales y judiciales.

Los pesquisas de Homicidios y los investigadores judiciales dirigidos por el fiscal Adolfo Díaz y la ayudante fiscal Victoria Martín (UFI de Delitos Especiales), creen que ese joven (no identificado al cierre de esta edición), pudo haber estado bañándose, quizá solo, porque en la usina nadie llegó a buscarlo y tampoco habían denuncias por su desaparición.

Anoche suponían que no fue víctima de un hecho violento, porque no se detectaron signos de algún ataque y sí los propios del arrastre por las paredes del canal. El resultado de la autopsia es clave para esclarecer la causa de muerte.