Desde hace unos días la Peatonal Rivadavia tiene otro ritmo. Un negocio parece haber irrumpido desde su inauguración -el 19 de junio pasado- con la falta de clientes paseando y mirando vidrieras, inclusive la ausencia de personas en los interiores de los comercios probándose y comprando mercadería. Aquí, en cambio, a diario, y sin importar si corre viento Zonda o hay bajísimas temperaturas, hay colas de personas en la puerta que esperan pacientes para ingresar y escabullirse en el coqueto salón. También hay, colas para pagar en las cajas. Y, tras ese detalle que no es menor, muchas bolsas blancas con la insignia de la reciente boutique pululando por esta calle simbólica del comercio sanjuanino.
Realmente sorprende. Porque todo esto sucede en un marco de gran crisis económica y de recesión en todo el país, que afecta a los consumidores y recae sobre su capacidad de compra. Obviamente que San Juan no queda fuera. De hecho, hace apenas unos días, DIARIO DE CUYO, publicó que las ventas minoristas en la provincia cayeron un 8% en junio con respecto al mismo mes de 2023 y que los rubros más perjudicados fueron los de la indumentaria y el calzado, farmacia y perfumería, electrónica e informática basado en los datos recabados por la Cámara de Comerciantes Unidos de San Juan.
A contramano de estas cifras alarmantes, para el desembarco de Juana Centro -tal como se llama el negocio en cuestión, un multirrubro que no sólo ofrece ropa para mujeres y hombres de todas las edades, todos los estilos y todos los talles, sino además accesorios, bijouterie, marroquinería, objetos de bazar, ropa de cama y decoración y donde incorporaron a 6 trabajadores como parte del staff- hubo un enorme despliegue que incluyó un megarrecital de la banda sanjuanina del momento, Omega, además de sorteos, carros de bebidas con vinos, gin y jugos naturales a discreción, helados y variedad de comida y como si fuera poco múltiples entretenimientos tanto fuera como en el interior de la tienda, a la que por supuesto, pudieron acceder no sólo los invitados especiales sino también los eventuales clientes. La convocatoria fue impresionante y es lo que hace pensar en este fenómeno. Por ende, la pregunta del millón es ¿cuál es el secreto del éxito? Lo devela Matías Gaitano, uno de los encargados del lugar, para quien la clave principal es concebir al negocio no como un simple comercio sino como una verdadera “comunidad”.
“Realmente es un fenómeno, nos llama la atención lo que nos está pasando. Pero debo reconocer que no es algo reciente, de estas semanas, sino que lo venimos experimentando ya en el primer local que tenemos. Claro que lo de Juana en la Peatonal, explotó. Esto es fruto del trabajo en equipo pero también de consideramos más que un negocio o un espacio que vende a sus clientes: nosotros somos más que eso, somos una comunidad que trata de acompañar a la gente en sus gustos, en sus necesidades, que tratamos que quien viene se sienta cómoda, que la pase bien, que consiga productos de calidad, que no pague locuras. No son frases hechas sino que lo llevamos a la práctica, por ejemplo, el acompañamiento en las redes no es nada más que subir fotos y precios de los productos que hay en stock, sino que hay interacción, se responden las inquietudes, todo el tiempo hay comunicación bidireccional y eso gusta. Las personas se sienten escuchadas y satisfechas porque hay alguien que les responde sus inquietudes, hasta con humor y memes. Lo mismo se traslada al local. Por un lado, el personal está entrenado para que sean amables y respetuosos. Pero además tenemos muchos gestos con la gente. El día que inauguramos podríamos haber abierto las puertas y listo. En cambio preferimos invertir en todos los que iban a venir para que estuvieran felices, para que vivieran una fiesta. Tratamos de devolverles que nos elijan con un poco de cariño”, comenta sobre ese día clave del negocio, cuando se formó una cola para ingresar que iba desde la puerta del local (en calle Rivadavia entre General Acha y Tucumán), doblaba por Tucumán y llegaba hasta calle Laprida.
Como corolario de la jornada le hicieron un regalo a la primer persona de la fila, que fue quién más horas espero. También recibió, unos días más tarde, un obsequio la pareja que salió del negocio con la mayor cantidad de bolsas compradas, hasta el momento. Eran varias. “Estos son gestos que pueden parecer tontos, pero a nosotros nos importan mucho y a la gente le encanta. Esto resulta contagioso. Por eso todo esto que pasa lo reflejamos en las redes. Pero es un combo porque también nos propusimos responder a esta necesidad que tienen las sanjuaninas de conseguir ropa linda, de moda, barata o con precios ajustados a la realidad, de calidad y para talles reales, de hecho ofrecemos prendas que abarcan toda la curva de talles. Aquí hay muchas boutiques que sólo traen ropa para un estereotipo de mujer ideal que en realidad no existe, encima teniendo que pagar precios carísimos, inalcanzables. Nuestra filosofía es que todo el mundo pueda acceder a los productos”, dice.
Juana nació un poco antes de que se declarara la pandemia por el covid. Las redes sociales y la tienda nube fueron su primer formato comercial en el 2019, al que le siguió un pequeñito local en Santa Lucía, dónde los compradores podían ir a retirar lo adquirido virtualmente, y con el tiempo, sirvió de boca de expendio para ir a elegir lo que veían en sus pantallas. Solo se dedican al rubro bazar. Ahí la gente empezaba a agolparse entonces como estaban limitados en espacio, abrieron un local más grande, en la calle Sarmiento, en Santa Lucía, a unas cuadras de la Terminal. Fue la respuesta de la gente lo que los empujó a abrir hasta los días domingo en principio y luego a tener otro local, incorporando la ropa para mujeres y hombres, ahora en la Peatonal. Aseguran que hay expectativas por seguir creciendo. Pero aún no develan ni cuándo ni cómo.