Lo costó, vaya si le costó. Pero al final España logró lo que vino a buscar a Novara. El título del mundo. Le ganó la final a Portugal por 3-1 luego de un gran partido sobre todo muy emotivo. Se quedó con el título el equipo más aplicado.

El primer tiempo fue parejo pero fue España el que siempre buscó más. Tuvo mayor ambición en sus ataques y se movió con más criterio que su rival. No extraño entonces que antes de los cinco minutos se pusiera en ventaja. Una falta de un jugador portugués derivó en un libre que ejecutó el infalible Carles Casas que demostró a lo largo de todo el torneo que los libres son una materia con su sello. El 1-0 le dio mayor seguridad a los españoles pero despertó a los lusitanos, y el partido se hizo de ida y vuelta.

Hasta que faltando un par de minutos el árbitro italiano se ‘comió’ otra ‘artisteada’ de Gabarro y cobró un nuevo libre para España. Esta vez el arquero portugués Venda no se comió los amagues de Casas e impidió el segundo de España.

En del complemento Portugal forzó la décima falta de España y logró el libre que Oliveira cambio por gol, 1 a 1. De ahí en más todo fue a cara de perro hasta el final. Y llegó el gol de Copa para España de libre faltando 6′. El resto fue emotivo hasta el último segundo. Con Portugal atacando con todo. Inclusive sin arquero y con cinco jugadores de campo. Y eso le valió a España cerrar el 3-1 con un gol de Gabarro de mitad de cancha con el arco rival vacío. Gran triunfo de España, un digno campeón.