Con toda una vida dedicada a la música -como pianista, docente y pedagoga, muy reconocida en San Juan- y comprometida con distintas instituciones culturales de la provincia, lo que menos se imaginó Josefina Beatriz Marún -Betty, como le dicen todos- es que a esta altura iba a estar transitando cavilaciones y nervios de debut. Y es que aunque lo toma con calma y una buena dosis de sabiduría, es inevitable domar la cosquillita que provoca estar de cara a un estreno… y no musical precisamente: A sus vitales y lúcidos 85 años concretará su primera exposición como artista visual. Pues sí, luego de despuntar un talento en el que ahondó recién cuando se jubiló, en el que repararon ojos expertos que le aportaron herramientas y la alentaron a zambullirse en esta aventura, finalmente se decidió y desde mañana mostrará un recorte de su producción al público, en el Sirio Libanés (ver aparte). “Flores. Evocación de su esencia” se llama esta exposición organizada por la agencia Retama, donde las protagonistas son el reflejo de su propio jardín, pero también una manifestación de su mundo interior.

“Desde niña he vivido en casas con jardines. Mi abuela materna tenía una devoción por ellos. Todavía conservo plantas y flores cultivadas por mi madre, cuyos nombres y orígenes desconozco y que ya no existen en los viveros (…) No me he podido desprender del recuerdo de las flores que he visto crecer y florecer en mis jardines. Son mis modelos, una mezcla espontánea de sensaciones y emociones en conjunción”, escribió para el catálogo de la muestra, que concretará con una intención muy personal: apelar y aportar a la sensibilidad, “indispensable” en un mundo que percibe “adormecido, sin empatía, indiferente al otro”. Así lo manifestó en diálogo con DIARIO DE CUYO Betty, a quien no le preocupa que la comparen con su admirada tía abuela, Bibí Zogbé, “la pintora de flores”. “Pasa que en la familia paisana, libanesa, los jardines son un culto. Yo presento flores de mi jardín, que he visto crecer y florecer”, explicó quien ha hecho su propia experiencia.

“Mis dibujos no son una copia de la realidad, son medio abstractos… Lo que surge, lo dejo. No uso lápiz, ni goma, ni hago dibujo previo; directamente hago el trazo, es mi modo. Y si no me gusta, lo arrugo y lo tiro, hasta hacer uno que sienta que está acabado, pero es instintivo; yo no reflexiono en qué lugar del papel voy a dibujar, cómo debe ser la composición, nada de eso sé, no tengo estudios académicos, dibujo de oído…”, contó la profesora de música, que a instancias de su hermano Jorge, tomó clases de pintura al óleo con Arturo Sierra. También hizo un curso de Estimulación de la Capacidad Creadora con la gran Leonor Rigau de Carrieri y, en el último tiempo recibió los consejos de Pablo Henríquez, todos artistas visuales.

“Cuando me jubilé, mi hermano que es pintor me dijo:”Qué vas a hacer, tejer crochet y cuidar el jardín? y me llevó al taller. Arturo era muy riguroso, muy académico, me vino bien. Luego empecé con Leonor, una referente en todo sentido, que me ayudó a encontrar un lenguaje propio y siempre me alentó a mostrar lo que dibujo. Y el que me dio otro envión enorme fue Pablo, que se enoja cuando llamo garabatos a mis dibujos”, relató Betty, quien, marcó, no se siente dibujante o pintora.

“Soy muy nueva en esto, es la primera vez que muestro y que digo que dibujo… A mí todos me conocen como Señorita Betty, de la música. Da un poco de resquemor, estoy temerosa de que parezca muy presuntuoso lo que estoy haciendo y me cuestiono, me siento muy expuesta…”, se sinceró pudorosa, aunque sí reconoció que “tal vez todo ese mundo sonoro y sensible que he desarrollado durante tantos años a través de la música ha formado en mí esta matriz que me permite dibujar con toda libertad. Más que nada, pienso que es mi interioridad la que está ahí…”, agregó sin falsas modestias ni pretensiones.

“Lo que yo valoro, de verdad, es que los momentos que paso dibujando son momentos muy felices. Yo no esperaba, en la declinación de la vida, cuando empezás a ser niño otra vez… Bueno, a lo mejor esa sea la causa por la que disfruto tanto dibujar, se cierra el círculo…”, reflexionó en voz alta con los ojitos chispeantes. Visiblemente entusiasmada y con ganas de contagiar a sus pares, Marún arengó: “Creo que esto nos hace falta a todos. Aunque parezca un mamarracho lo que hagas, es algo que es propio y único, porque nosotros somos personas únicas, irrepetibles… Y si no quieren pintar, bueno, que creen en la cocina, no sé, pero que no se queden… Todos somos seres creativos, lo que no nos damos es la oportunidad y hay que hacerlo”, instó convencida desde uno de los rincones favoritos de su casa, rodeada de cuadros propios, de su hermano y de Pablo que -expresó- la alientan a seguir. “Siquiera a todas las personas les pasara lo que me ha pasado a mí… Nunca pensé que mis dibujos podían llegar a otros, que podían emocionar, que podían mandar un mensaje… ¡No, nunca lo pensé! Por eso digo que para mí es como una primavera de la vida”, concluyó conmovida.

DATO 
“Flores. Evocación de su esencia. Muestra de dibujos de Josefina Beatriz Marún. Inaugura sábado 15 de junio, 17.30 hs, Club Sirio Libanés (Entre Ríos antes de Av. Libertador). Entrada gratuita. Organiza Retama, acompañará el Coro Vocacional, dirigido por José Domingo Petracchini.