Con la presencia de un grupo de selecto de líderes mundiales, entre ellos el presidente anfitrión, Emmanuel Macron, su par de Ucrania, Volodímir Zelenski, el presidente electo de los EEUU, Donald Trump, la comunidad católica asistió conmovidos a la emotiva ceremonia de reapertura de la mítica Catedral de Notre Dame.

Otros de los invitados fueron el príncipe Alberto de Mónaco, el príncipe Guillermo de Gran Bretaña, Elon Musk, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y la primera dama estadounidense, Jill Biden.

El gran ausente de la ceremonia fue el papa Francisco que ya hace varios meses había declinado la invitación por diferencias con Macron.

La tarde del 15 de abril de 2019, hace, hacen más de 5 años las llamas se apoderaron de este magnífico edificio del siglo XII, cuya construcción duró más de 200 años. Ayer se reinauguró oficialmente pero las celebraciones por esta recuperación se extenderán por seis meses.

Este domingo 8 de diciembre de 2024 se celebrará la primera misa en la catedral restaurada, que tendrá como punto culminante la consagración del altar mayor. Entonces, podrán ingresar los fieles.

Tras cumplirse estos seis meses, se retomará el ritmo ordinario dentro de la catedral y abrirá al público con reservas gratuitas cada media hora, para evitar el tiempo de espera.

Durante el ritual de apertura, el arzobispo de París Laurent Ulrich, golpeó con su báculo la puerta cerrada de Notre Dame, que respondió cantando tres veces el Salmo 121. Tras años de silencio, la catedral volvió a resonar con cantos de alabanza y, al tercer canto, las puertas se abrieron.

La renovación no podría haber seguido adelante sin las numerosas donaciones de todo el mundo que recibió Francia, especialmente de EEUU. Dicha obra incluyó un tejado totalmente reconstruido, una nave y un crucero limpios, un mobiliario nuevo y moderno y una iluminación modulable gracias a lámparas led. El órgano, fabricado hace tres siglos, fue desmontado, limpiado y vuelto a instalar. Si bien la nave de 60 metros de longitud se muestra ante los fieles de un blanco inmaculado, las capillas adyacentes lucen colores espectaculares, gracias al meticuloso trabajo de centenares de artesanos.

La catedral está iluminada por más de 120 techos de cristal que datan del siglo XIII al XX. Durante el incendio, la bóveda pudo cumplir su función de escudo aislando más de 3.000 metros de superficies de vidrio y los bomberos lograron controlar la acción del agua para preservar la totalidad de las vidrieras.