Lucía tiene 14 años y es una heroína: a través de una piedra adquiere el Superpoder o la Superconciencia -para usar un término vinculado a la Psicología- para ver cómo la tecnología mal usada pone en peligro a la humanidad, especialmente a los chicos. Ella recibe la energía de la naturaleza y los consejos de sus seres queridos, especialmente sus abuelos, para enfrentar a ‘la Sombra Digital”, que munida con la Inteligencia Artificial que la domina, es la villana de esta historia. Sin embargo, no podrá con ella ni sus guardianes digitales.
Con esta historia de aventuras, volcada en 160 páginas de su último libro -el cuarto de su autoría pero el primero para un público infanto-juvenil-, la psicoterapeuta sanjuanina, Silvana Bellotti, pretende incentivar que los niños entre los 9 y los 12 años, tomen conciencia por sí mismos de cómo los afecta pasar tantas horas pendientes del celular. Pero no es todo, en la publicación da nociones para que los lectores accionen si es que aparecen síntomas de adicción, grooming (cyberacoso), ciberbullying, si el usuario tiltea (golpea violentamente y hasta rompe algo cuando juega o pierde en los videojuegos) o es víctima de heaters, entre otras cuestiones.
¿Qué te motivó a escribir para chicos?
Hace 28 años que trabajo con niños y adolescentes y la realidad es que me preocupaba tanto el tema de la tecnología que me propuse estudiar investigaciones reconocidas en el mundo de autores como el francés Michel Desmurget y el argentino -pero que vive en Canadá- Pablo Muñoz Iturrieta. Leí mucho y me parecía que escribir algo con datos duros respecto del daño que está causando el mal uso de celulares o tablets en ellos porque sus cerebros todavía no están desarrollados totalmente; no tenía sentido si ya está investigado. Entonces tomé la decisión de hacer una novela infantil porque quería que empiecen a elegir solitos cómo usar la tecnología y que no sea el mundo adulto el que los tenga que estar regulando todo el tiempo, que ellos puedan decir a conciencia ya jugué mucho, voy a hacer otra cosa. En el libro, incluso se les enseña cómo usar aplicaciones del mismo celular para avisarse a que ya estuvieron tanto tiempo en las pantallas y les ayuda a aceptar el control parental, porque muchos chicos se resisten a que los padres lo controlen. Sienten que los están vigilando. Cuando no es así.
¿Qué aparece en el consultorio para que la tecnología en edades tempranas sea un factor de riesgo?
El tiempo que consumen los chicos me alertó muchísimo, eso lo vengo constatando con mis pacientitos. El promedio de uso es entre 5 y 9 horas, algo que los autores que estudié, ponían en alerta. Eso nos lleva a pensar en todo lo que se pierden por tanta dependencia del celular. Hay adicción, quizás sea sutil, pero se traduce en la pérdida de interés, mal humor, irritabilidad, ansiedad. Yo no estoy en contra de la tecnología, bien usada y orientada desde la ética nos sirve muchísimo porque la manejamos nosotros y no, al revés. Confío mucho en los chicos y en su capacidad para saber lo que les está pensando, pero los adultos tenemos que acompañarlos y darles todos los recursos para que tomen conciencia y puedan modificar sus conductas.
¿Cuáles son las consecuencias de ese mal uso?
Muchísimas. Entre otras se está viendo cómo afecta la plasticidad neuronal, la atención, la capacidad de la memoria, las funciones cognitivas. En la escuela se refleja en tantas dificultades en el aprendizaje porque les cuesta razonar, procesar los pensamientos, el juicio crítico, hay atención dispersa, cuesta concentrarse. El retraso en el lenguaje es grave, en las salitas de 3 años de las escuelas hay muchísimas derivaciones a fonoaudiólogos por estos inconvenientes. Y en los adolescentes, alrededor del 2010 hasta la actualidad, se están viendo muchos casos de ansiedad y depresión, que dicen los autores, que no hay otra explicación que la tecnología porque no es casual que aparezcan los mismos síntomas en diferentes partes del mundo. Perjudica el ciclo natural del sueño y descanso, por la luz de las pantallas. Por ejemplo la rapidez de los reels y los Tik Tok, bañan al cerebro de dopamina, que es la hormona del bienestar y el cerebro no está preparado para tanta dopina. Entonces cuando están fuera de esas redes, hay un bajón de dopamina, empiezan a sentirse mal, a experimentar angustia, tristeza y la manera de recuperarse es conectarse. Se hace un círculo adictivo de excesiva dopamina. Aparte afecta la vista (no parpadeamos al usar el celular), la postura, la mala alimentación y lo que es peor aún, está influyendo en lo emocional, especialmente en la autoestima de los chicos porque hoy las redes sociales son una carrera para conseguir likes, sin tener en cuenta la validez de los amigos virtuales respecto de los amigos reales.
¿Hay que llevar el celular a la escuela?
No es necesario. De hecho, Suecia que es un país muy avanzado, antes orientaba a aplicar toda la tecnología en clase pero decidieron volver a los libros de textos y tuvieron grandes resultados. Es que hasta el coeficiente intelectual de los chicos ha cambiado con la tecnología, ahora es menor al de otras épocas, dicen los autores. En San Juan ya lo han implementado en algunos establecimientos. Y lo aplaudo porque como siempre les digo a los padres: hay que cuidar que primero se desarrollen las funciones cognitivas sin la tecnología. Lo ideal es la estimulación porque el niño va aprendiendo desde el contacto humano, el compartir juegos, lo lúdico, que tengan experiencias sensoriales y vivencias que hacen que su cerebro crezca y se fortalezcan las conexiones neuronales, en cambio dependiendo de la tecnología solo una parte del cerebro se acciona, según se ha comprobado todo esto por tomografías computalizadas que demuestran lo que está pasando en el cerebro de los chicos que usan la tecnología y los que no. Cuando se lo introduce al niño lo más tarde posible a los aparatos tecnológicos, tiene mayor capacidad para saber manejarla porque ya tiene incorporadas y aprehendidas funciones del pensar, de la imaginación, la creatividad y sin problemas va a adquirir las nociones tecnológicas. No hay que olvidarse que son nativos digitales, tienen intuición tecnológica.
¿A qué edad es recomendable acceder a un celular? ¿Hay alguna relación entre el buen uso y desde cuándo se usa?
No sólo los estudiosos sino que la Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan que en la primera infancia -hasta los 5 años- nada de pantallas y después -entre los 6 y 12 años- hay que darlo sólo una horita como máximo y en la adolescencia, dos horas. Son los límites propuestos pero además se suma que siempre hay que estar atento a que el contenido no sea ni violento ni sexual. Hay que controlarlo porque muchas veces, sin querer van a YouTube y hay muchos chicos actualmente con dificultades por la pornografía porque vieron imágenes que los perturban.
¿Cómo se resuelve?
Con algo tan sano como es la capacidad de autorregular los tiempos de uso, habilitando las zonas libres de tecnología en casa. En el libro lo pongo claramente: desenchufarse para conectarse con los demás, guardar el celular una hora antes de dormir, usar el modo oscuro para no afectar la vista, utilizar aplicaciones que avisen cuando se ha cumplido el tiempo estipulado para el uso, permitir que haya un papá o mamá que acompañe y que controle lo que se mira y que además les haga propuestas interesantes con otros estímulos que no sea un celular como niñera. Volver a la base: los límites ya que nuestra humanidad se fundamenta en la conexión, en el vínculo cara a cara. Claro que para eso, los adultos también tenemos que dejar de lado el celular y no excedernos ni olvidarnos cuáles son las pequeñas cosas que dan sentido verdadero a la vida, algo que no está en la pantalla.
El libro
El próximo lunes 16 de septiembre se va a presentar el libro ‘La Guardiana Digital” en la sede de la Dirección de Bibliotecas Populares (Las Heras esquina 25 de Mayo), a las 19 horas.
Según lo ha soñado la autora será su editora Melina Leiva -de Editorial Cordillerana- quien haga una reseña del material y luego, Silvana hará un despliegue de actividades con los chicos, ya que los invitados especiales al evento son los adolescentes y niños. No sólo va a ser ir a escuchar sino que también van a tener que trabajar sobre la temática. Y deben ir acompañados por sus papás.
La convocatoria es abierta y gratuita, pero un requisito fundamental, dada las características del lugar, es preinscribirse porque habrá un cupo. Esto debe hacerse en las historias que todos los días se publican en el Istagram @silvibellotti.
La pregunta que todos se hacen es si hay que llevar el celular al evento. ‘Si se puede llevar sin problemas, después vamos a ver cuánto tiempo habían estado con el celular ese día, usándolo”, dice la autora que reconoce que contó con la inspiración y ayuda de sus cuatro hijos (sus nombres aparecen en los personajes de la novela), de la ilustradora Lina Piaggio. El profe Marcelo, Priscila y Teresita, entre otros.
Por ahora hay una preventa del libro, con un precio promocional -cuesta 20.000 pesos- encargándolo al contacto 2644544372.