El ex piloto de automovilismo Juan María “El Flaco” Traverso, fallecido el sábado a los 73 años, fue homenajeado ayer con un emotivo minuto de silencio tanto en el autódromo de Buenos Aires, donde se presentó el Top Race, como en el de Termas de Río Hondo, donde corrió el Turismo Carretera. A su vez, sus restos ayer fueron velados y sepultados en Villa Ramallo, su ciudad natal, en una jornada en la que se multiplicaron sus recuerdos, como los que conserva San Juan con el popular “Flaco”, gran defensor del autódromo El Zonda, admirador de Eduardo Copello y cuyos caminos le dieron uno de sus grandes sustos en carrera, cuando corrió la “San Juan-Calingasta”.

El bonaerense culminó su trayectoria deportiva con seis títulos de Turismo Carretera, siete de Turismo Competición 2000 y tres de Top Race, entre otros pergaminos que le valieron durante décadas la admiración y el respeto de su pares dentro y fuera de las pistas. Traverso hizo lo que sólo los ídolos pueden lograr, que es trascender marcas.

Inolvidable. En 1988, Traverso protagonizó una de sus carreras más recordadas, cuando ganó con la coupé Renault Fuego en llamas.

Con San Juan siempre tuvo un vínculo especial. Era fanático del autódromo El Zonda y una curva lleva su nombre, en homenaje a la maniobra de sobrepaso ante el “Pato” Silva en 2001, en la final del TC 2000. “El día que sea presidente de una categoría hago las 14 carreras en El Zonda”, elogió Traverso hace algunos años.

Además, siempre dijo que sus ídolos en el automovilismo eran el sanjuanino Eduardo Copello y el brasileño Ayrton Senna; a la vez que aseguró que uno de sus sustos más grandes los pasó en la vieja ruta 12, camino a Calingasta. “Hay un camino de San Juan a Calingasta que son 250 kilómetros, una cosa así. En esa época corrían más de 100 autos en el Turismo Carretera, pero a esa carrera fueron 30 aproximadamente”, relató Traverso en Mar de Fondo, programa que se emitía por TyC Sports conducido por Alejandro Fantino. Y agregó: “Cuando llegué a San Juan y empecé a ver la ruta para ver donde corríamos decía: yo no vuelvo a Ramallo. Es un camino de tres metros que tiene de un lado la montaña y del otro el río San Juan, de ida y vuelta a Calingasta. Hice un trompo y no me caí, tal es así que quedé mirando en contramano y no podía dar la vuelta y se amontonaron autos que venían atrás porque no podían pasar y yo decía: cómo puede ser que haya hecho un trompo acá si no había lugar. Me ca… todo”, rememoró con una sonrisa.

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Homenaje. En la previa de la final del TC, la categoría le rindió un homenaje con un minuto de silencio.

Traverso ayer fue velado en la parroquia Cristo Salvador de Villa Ramallo y sus restos llevados al cementerio local, ante cientos de personas, entre las que se encontraban personalidades del automovilismo, que le brindaron su último adiós.