El estallido de furia que nadie esperaba, se produjo cuando el fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales, Francisco Micheltorena, enumeraba las razones por las que pretendía imputarle al Ariel Pérez (40) un nuevo agravante en el crimen que cometió contra su expareja (alevosía, matar a traición), la empleada municipal, Yanina Pérez (44) el 15 de febrero del año pasado en la puerta del cementerio de Angaco. Entre esas razones, el fiscal precisó que el imputado ya registra dos condenas por atacar a otra de sus expareja y un tercer castigo por amenazar con una navaja a un hombre. ‘Ataca solamente a las mujeres, a los hombres los amenaza’, alcanzó a decir, antes de que Pérez arrojara con violencia el micrófono, se pusiera de pie e intentara avanzar hacia el fiscal con intenciones de agredirlo: ‘está diciendo cosas que nada que ver, está diciendo cagadas’, dijo, molesto, y enseguida le cayeron encima dos policías para contenerlo.

Instantes después sus abogados defensores, Fernando Bueno y Eduardo Sait, coincidieron en remarcar que su cliente había tenido esa reacción porque el fiscal lo trató de cobarde. Y luego el juez, Sergio López Martí, se vio obligado a suspender el trámite de esa audiencia que había sido pedida por Fiscalía para pedir la prórroga del encierro preventivo de Pérez por 4 meses, porque el imputado se negaba a volver a la sala de audiencia.

‘Dice que no se va a conectar y no va a volver porque el fiscal lo trató de maricón y que si lo llevan (a la fuerza a la sala), va a romper todo’, informó una empleada judicial que, hasta ese momento, intentaba cumplir la orden del juez de que el imputado siga las instancias de la audiencia conectado desde otro lugar.

Al final, el magistrado decidió que la audiencia continúe sin la presencia del imputado (es necesaria en el proceso penal), pero solo en el trámite del pedido fiscal de prorrogar la prisión preventiva, solicitud a la que Fiscalía sumó luego otros 10 días de plazo en la investigación, para poder imputarle el nuevo agravante y, además, notificar a las partes de la acusación que sostendrá en la audiencia para pasar el caso a juicio.

En esa acusación, el fiscal alcanzó a esbozar ayer que le imputará a Pérez el delito de homicidio triplemente agravado: por el vínculo, por violencia de género y, además, por alevosía, porque entiende que de las pruebas recabadas se desprendió que premeditó matarla. Y que cuando la ultimó de 8 cuchillazos, buscó la manera de que ella no pudiera defenderse (de ahí la alevosía).

Según la investigación fiscal, la víctima y el imputado habían mantenido una relación sentimental que se desgastó a causa del violento comportamiento de él (ella pidió a un juez de Paz que ordene protegerla) y de otras actitudes, como el hecho de sustraerle su tarjeta del plan Alimentar, otra de crédito y hasta una bicicleta rosada que tenía.

En octubre de 2023 la mujer decidió cortar para siempre su relación con Pérez. Pero este -dijeron- siguió hostigándola. Sin embargo, ella buscó recomponer su vida sentimental con otra persona, un hombre de apellido Sombra, al que invitó a su casa el día previo al crimen, el 14 de febrero de 2024, Día de los Enamorados. Esa vez, le presentó a su familia y por la tarde salieron para el lado de la calle, justo cuando pasaba un camión municipal en el que iba Pérez. Ese vehículo volvió a pasar cuando la nueva pareja de la víctima estaba de espaldas a la calle, y entonces escucharon del imputado una frase que ahora es interpretada como clara señal de premeditación: ‘es la última vez que comés pan vos’, le dijo a ella, además de hacerle el típico gesto del degüello.

Ahora, Pérez escuchará el pedido del fiscal atribuyéndole el nuevo agravante. También escuchará los planteos de los abogados Gustavo Sánchez y su hija Ana Valentina Sánchez (representantes de la familia de la víctima), que ayer adhirieron al pedido de Fiscalía.

Al final, el juez prorrogó por 4 meses la preventiva de Pérez y le concedió a Fiscalía otros 10 días para concluir la investigación.