Para la Fiscalía, la declaración de dos hermanitas de 13 y 8 años ante psicólogas del Poder Judicial, confirmó su teoría de que un policía federal, Juan Ramón Aballay (50), ‘enloqueció’ el pasado 11 de agosto, cuando supo que las múltiples transferencias monetarias (al menos $270.000) que hizo para la supuesta compra de dólares baratos, no habían ido a parar al ‘amigo’ que se las pedía sino a un grupo de piratas que le habían hackeado el teléfono a ese hombre haciéndose pasar por él. ‘La mayor de esas nenas dijo que ese día pateó la puerta al entrar, que la agarró de un brazo le apoyó el arma acá (la cintura) y acá (la cabeza) diciéndole que era policía federal y la iba a matar si no le decía dónde estaba su papá, que le había transferido un montón de plata. La menor le dijo que su papá no estaba y le habían hackeado el teléfono, pero igual la llevó a buscarlo por toda la casa’, precisó una fuente judicial con acceso a la declaración de la niña.

Según ese relato, apenas el policía ingresó armado a la vivienda donde estaban esas dos niñas con una tercera hermanita de 5 años, las dos más chicas corrieron a esconderse en una habitación.

‘Se confirma así la teoría fiscal de que este señor cometió el delito de violación de domicilio y coacción agravada contra al menos una de esas niñas’, precisó el vocero.

Contra Aballay pesa no solo esa imputación. La fiscal coordinadora, Daniela Pringles, y la ayudante fiscal, Ana Paula Amarfil (UFI Genérica), le atribuyen también haberse metido primero a la casa de un vecino de las menores, amenazándolo también con su arma, para que le dijera donde estaba ese amigo mecánico al que le había pasado tanto dinero. Ese hombre le dijo que vivía al lado y luego intercedió para que tratara de calmarse, ‘porque estaba sacado’.

El propio suboficial escribiente a punto de pasar a retiro en la Policía Federal y su abogado, defensor, Claudio Vera, ya negaron que los hechos hubieran ocurrido como relató Fiscalía y se mantienen en su versión de que se trató de una confusión.

Aballay declaró que ese día enfiló hacia la casa de su amigo, porque supuso que algo le había pasado. Negó haber entrado de prepo a la casa del vecino de su amigo y también haber amenazado a las niñas. Insistió en que en todo momento se identificó como policía y mostró su credencial. ‘Con los años que tengo de carrera no voy a hacer eso que dicen, yo solo me preocupé por él, pensé que algo le había pasado’, había dicho Aballay.

El próximo paso en la Fiscalía es realizar pericias psicológicas a la mayor de las niñas que declaró y ahí contará con un perito de parte que aportará el policía.

Otro punto importante en la investigación de la UFI Genérica, es el análisis del teléfono del imputado: ese examen podrá revelar si fueron $270.000 los que transfirió ese día o mucho más dinero.