El repugnante hallazgo se produjo casi de casualidad. El pasado martes, a eso de las 9, un policía de la Unidad Mogote II quiso entrevistar a un encapuchado porque le pareció sospechoso. Pero el sujeto aceleró hacia el interior de una finca y, aunque lo persiguió, tropezó con un alambre y no pudo alcanzarlo. Cuando volvía hacia su moto, empezó a notar cosas raras, gran cantidad de huesos, olores fétidos, una carretilla con manchas de sangre y esa misma sustancia en el suelo, donde había numerosas fosas con restos de animales muertos allí enterrados. Instantes después, un enjambre de policía se acercaba hasta ese lugar (Callejón Muñoz 460 Este, Chimbas) y ponían al descubierto un matadero clandestino y gran cantidad de animales maltratados y en lamentables condiciones de salud. Allí, hallaron cuatro perros galgos desnutridos, con garrapatas y enfermedades de transmisión sexual. Dos cabezas de caballos recién faenados en un horno, las gallinas los patos comiendo los restos de la faena, un hacha, gran cantidad de cuchillos, una tijera de podar y una masa con sangre. Una escopeta tumbera calibre 12, una carabina calibre 22, una balanza, una máquina de moler carne, una amoladora, tres bultos con carne (sería de caballo) en un freezer.

Además, 13 caballos (serían robados), un ternero, cuatro burros, un chivito y una cabra cuya propiedad el dueño de casa no pudo acreditar. Y 21 aves, 12 jaulas, un trampero, siete celulares y dos handy.

Marcelo Gerardo Chipre (43) fue el más complicado, porque todo eso estaba en su casa. La investigación encarada entonces por el fiscal Alejandro Mattar y la ayudante fiscal Andrea Faraudo (UFI Genérica), permitió vincular también a su cuñado, Carlos Alberto González (45) porque tenía manchas de sangre en sus zapatillas y su combi en el lugar (todo indica que la usaban para transportar los animales robados).

Ayer, la jueza Verónica Chicón aceptó el juicio abreviado entre los acusados y su defensor, Carlos Rivadeo, con Fiscalía. Y los condenó: a Chipre lo mandó al Penal con 4 años de pena por abigeato agravado, tener armas ilegalmente y violar normas que protegen a los animales. A su cuñado le aplicó 3 años sin encierro, porque Fiscalía consideró que tuvo una participación menor en las maniobras.