“Asesino, que todos sepan las condiciones en las que saliste a la calle. Nos arruinaste la vida, maldito”. “Justicia, es un asesino, que pague por el daño que causó”. “No merece volver a ver la luz del sol, es un peligro para la sociedad”. “Ojalá te pudras en la cárcel, el daño que hiciste es irreparable”. Con esos mensajes llenos de ira, los familiares de Alberto Torres Figueroa (31), el automovilista fallecido el pasado domingo en 9 de Julio, reaccionaron al enterarse que dio positivo el análisis toxicológico practicado al conductor de la Toyota Hilux, Marcos Gabriel Pereyra (23), también acusado de provocar la muerte del amigo que iba con él en la camioneta, Mirko Aballay Allende (23). Según fuentes judiciales, la prueba arrojó que en su organismo presentaba marihuana y cocaína, pero ahora resta una contraprueba para conocer si se encontraba bajo los efectos de esos estupefacientes al momento del siniestro.
Por recomendación de Marcelo Fernández, su abogado, Pereyra ayer se negó a declarar ante el juez Eugenio Barbera, quien resolvió enviarlo preventivamente al Penal de Chimbas por un plazo inicial de 6 meses. La prisión preventiva fue pedida por el fiscal de la UFI Delitos Especiales Sebastián Gomez, acompañado por los ayudantes César Recio y Adrián Elizondo.
Según los investigadores, el conductor detenido circulaba a alta velocidad esa noche, por la Ruta 183 en dirección al Oeste. En la zona de La Majadita, más o menos a la altura de Amable Jones, perdió el control de la Hilux al entrar a una curva. Al parecer, se fue para la banquina y luego intentó enderezar el rumbo pero haciendo una maniobra que lo llevó a invadir el carril contrario. De frente venía el Volkswagen Gol de Torres Figueroa, quien murió prácticamente en el acto a raíz del violentísimo impacto que dejó ambos vehículos destruidos. Su pareja, Vanesa Ahumada (34), sufrió graves lesiones que por las que sigue internada en una clínica privada.
Ayer, Pereyra se puso muy mal cuando su defensor mencionó la muerte de Mirko Aballay, el chico que lo acompañaba en la camioneta. Desde la familia revelaron que eran muy amigos, “como hermanos”. Al recordarlo, de inmediato bajó la mirada y sus ojos se llenaron de lágrimas. Una foto que subió Aballay en la tarde de ese domingo los mostraba sonrientes, junto a otros amigos, con una pileta de fondo.
En tanto, la pareja esa noche regresaba de un cumpleaños de una nena de la familia. Ahumada ayer tuvo una evolución y posiblemente hoy la pasaban a una sala común.