Un peruano de 46 años no pudo instalar la idea de que nunca pudo abusar de dos hermanitas (tenían entre 11 y 12 años) porque es homosexual y no le interesan las mujeres de ninguna edad. Luego de ser condenado a 6 años por haber violado varias veces a la mayor de esas niñas y por manosear a su hermana menor, su Defensa reclamó para intentar revertir esa sentencia, pero el juez del Tribunal de Impugnación, Maximiliano Blejman, confirmó el castigo, dijeron fuentes judiciales.

Así, se confirmó también que no fue el único sujeto que atacó sexualmente a esas, pues un pariente de ellas, justamente el sujeto al que iba a visitar el peruano, también había recibido un castigo de 3 años de ejecución condicional por los abusos simples cometidos contra las menores.

El hecho comenzó a investigarse tras la denuncia realizada por una tía de esas nenas el 13 de setiembre de 2023, luego de que una psicóloga del hospital Marcial Quiroga le avisara sobre los posibles ataques sexuales que sufrían. Por entonces, las nenas estaban al cuidado de esa familiar por decisión de un juez de Familia.

Ante los psicólogos del ANIVI, relataron sus experiencias con el peruano Bernardo Isuiza, cada vez que llegaba a su casa a visitar al primo de las niñas, el otro sujeto ya condenado. La versión de las menores era que todo sucedía durante la noche, cuando todos en la casa dormían y el ahora condenado aprovechaba la confianza que le habían dado en la casa para ingresar hasta la cucheta donde dormían las menores y las sometía. Por miedo, la mayor no se animó en principio a revelar que era agredida por ese amigo de la familia.

El relato de esa menor ante una psicóloga, fue corroborado por el informe del médico que la revisó y detectó las lesiones que le habían dejado los numerosos ataques sexuales.

Es más, durante la investigación al menos una de las niñas dijo que Isuiza también le mostró pornografía en un teléfono. Y por eso el fiscal Roberto Mallea y la ayudante Andrea Insegna (UFI ANIVI), buscaron que el imputado fuera condenado a 10 años de cárcel, imputándole los abusos (con acceso carnal reiterado en un caso) y corrupción de menores.

Sin embargo el juez que realizó el juicio, Andrés Abelín, consideró que no se había probado este último delito, y por eso solo lo condenó por los abusos contra ambas menores.

La Defensa buscó derribar el fallo, pero el juez Blejman consideró que la sentencia no había sido arbitraria y se ajustaba a las pruebas ventiladas en el juicio.