A pesar de estar debidamente comprobado de que un hombre abusó, mediante manoseo, en distintas circunstancias de sus sobrinos de 9 y 14 años, el proceso judicial al que fue sometido determinó que no iría a prisión, ya que se le impuso una pena de 1 año y 8 meses de encierro, sin cumplimiento efectivo.

Se trata de una nueva muestra de la poca severidad con la que en ocasiones actúa la Justicia ante hechos graves que merecen condenas más duras a fin de demostrar que delitos como el abuso sexual deben ser estrictamente sancionados.

Los casos de abuso tuvieron lugar cuando una de las víctimas, la sobrina de 14 años, tenía 13 y su tío identificado con las iniciales D.J. le pidió que lo acompañara a cargar nafta, momento en que aprovecho para manosear a la niña. La segunda ocasión fue en septiembre cuando el tío aprovechando que había una fiesta en el exterior de la casa ingresó hasta donde estaba el nene de 9 años, en una de las habitaciones, y también lo tocó en sus partes íntimas. El menor reveló el abuso que luego fue denunciado ante la policía y la justicia.

El abuso de menores es uno de los delitos más graves que pueden existir ya que se hiere en lo más íntimo la confianza y los valores en formación de un niño que está en pleno proceso de desarrollo y crecimiento tanto psíquico como físico.

Es tan o más grave que la inconcebible violencia de género que tanto se la está combatiendo en estos tiempos, especialmente cuando se considera que el autor del abuso puede llegar a ser reincidente y volver a cometer este despreciable acto en cualquier otro momento.

Si bien la Justicia tiene claramente tipificado cada delito con la sanción correspondiente, en este caso la gravedad del hecho cometido lleva a considerar, de acuerdo al sentido común, que estamos ante una aberrante accionar de tipo serial que debió ser sancionado con una pena mayor que evite que el autor del ilícito quede en libertad, como ha ocurrido en este caso.

Sin entrar en detalle de la sentencia condenatoria, no hacen falta demasiado argumentos como para que nos demos cuenta que se está liberando a un individuo que ha cometido un hecho aberrante que va a llegar a tener serias consecuencias en el futuro de estos chicos, ya que una acción de estas características no se borran nunca más de la memoria de estos niños que han resultado ultrajados en su inocencia.

La Justicia, más allá de sus rígidas disposiciones, debe entender que este tipo de atrocidades merecen la pena más dura en cuanto a sanciones y que ser demasiado flexibles en estos asuntos puede llevar a que la sociedad no encuentra las mas absolutas garantías que necesita para desarrollarse dentro de un marco de seguridad y de crecimiento de sus valores morales, que es uno de los aspectos más importantes a promover.

Dejar libre a un individuo autor de un abuso sexual bajo el solo condicionamiento de mantener su buen comportamiento.