Se llaman Ricardo Eduardo Salas Lépez (35 años, municipal contratado) e Isaías Joel Flores (21 años, empleado en un servicio delivery). Son hermanos por parte de madre y desde el último viernes a la noche están presos a pedido del fiscal coordinador Iván Grassi y el ayudante fiscal Sebastián Gómez (UFI de Delitos Especiales), pues sospechan que encubrieron a Alberto Díaz Nuñez (39), supuesto autor del crimen de Juan Carlos Muñoz (69 años, alias ‘Masa’) perpetrado en su casa del barrio Camilo Rojo, Santa Lucía, en la madrugada del 30 de abril pasado. El cadáver fue descubierto por Salas Lépez recién al otro día en la madrugada.

Y si bien en Fiscalía sospechan que cometieron un encubrimiento agravado, no descartan que hayan participado en el homicidio. Para saberlo, realizarán pericias en sus teléfonos y un cotejo de su ADN con restos genéticos extraídos del cuerpo de la víctima. ¿Por qué esa sospecha? Básicamente por la modalidad de ataque contra la víctima, que recibió al menos 11 puntazos, múltiples golpes (incluso con un elemento contundente) que le dejaron fracturas en sus costillas y la tráquea, y un estrangulamiento manual hasta asfixiarlo.

Los hermanos y el propio Díaz Nuñez terminaron complicados por la pareja de Salas Lépez. Según la joven, previo al crimen, el padre de sus hijos le confesó que su amigo Díaz Nuñez le dijo que tenía intenciones de vengarse de Muñoz si lo corría de la casa (allí se quedaba desde hacía dos semanas) y le exigió no decir nada. Eso llevó a Fiscalía a pensar en un problema por el alquiler como posible móvil del ataque.

Además, esa joven aseguró que la madrugada del 30 de abril, Díaz Nuñez llegó a la casa cuando su pareja y su hermano bebían alcohol en el hall de ingreso y le dijo: ‘Me la mandé, apuñalé al ‘Masa’ -apodo del fallecido- con una punta’.

Al escuchar eso, Salas Lépez le habría dicho que se fuera, pero después lo dejó pasar al baño para limpiarse y cambiarse de ropa. Los peritos detectaron en el baño zonas más limpias que otras y papeles y otros objetos con supuestas manchas de sangre humana.

Ese testimonio, una cámara de seguridad y una vecina que vio Díaz Nuñez en el portón de ingreso a la casa de Muñoz alrededor de las 3,30 del 30 de abril pasado (hora del crimen), y el testimonio de su cuñado negando que hubiera pasado la noche en su casa cuando mataron a Muñoz, son las principales pruebas que jaquean a Díaz Nuñez.

Ayer, la jueza de Garantías, Mónica Lucero, dejó con prisión preventiva durante un mes a los hermanos (Fiscalía pidió 3) y autorizó un año para investigar. Así, desechó los planteos de los defensores Gustavo de la Fuente y Carlos Fernández Torres, que se opusieron a que sus clientes quedaran presos.