Antes de escuchar lo que no querían, insistieron en su inocencia. Él habló de la injusticia que sería una condena y sus lágrimas parecieron potenciar el dolor de ya no poder verlo más. Ella también lloró y volvió a negar participación alguna en las graves y perversas maniobras que le atribuyen junto a su pareja; hasta apeló a una prueba que no pudo ser incorporada al juicio: el video que grabó en su celular el día que estalló todo, en enero de 2020, cuando fueron a retirar al pequeño hijo de él (entonces de 5 años) y la abuela lo metió a la casa. No es como dicen, él quería ir con nosotros’, remarcó. Poco más de dos horas después, sin embargo, lo que menos esperaban ocurrió: el juez Miguel Dávila Saffe (Sala I, Cámara Penal), dio por acreditado que la pareja abusó del niño y lo condenó.

No por lo delitos que habían pedido la fiscal, Silvina Gerarduzzi, ni la abogada de la familia del menor, María Filomena Noriega, para quienes se probaron situaciones de tríos sexuales entre la pareja y el menor y por eso que pidieron 12 años para él por abuso y corrupción de menores, delito que Noriega también creyó cometido por la acusada, para quien pidió 5 años (Fiscalía le pidió 2 por abuso simple).

Para el juez se probó que ambos cometieron abusos simples contra el menor. Y que esos delitos estuvieron agravados por el vínculo, por el grave daño en la salud mental ocasionado a la víctima y por el número de personas. Por eso condenó a 7 años a ese electricista de 35 años y a 3 de ejecución condicional a ella, una empleada de comercio de 31 años.

Un fuerte apretón de manos y un beso con los rostros empapados en llanto, fue la rápida despedida de los imputados que, por ahora, siguen siendo inocentes ante la ley, pues aún no está firme.

Y no lo estará, porque ayer sus abogados defensores, Oscar Adárvez y María José Díaz, anticiparon que recurrirán a la Corte de Justicia para revertir la sentencia.

El particular caso había sido denunciado el 30 de enero de 2021, luego de que el niño -según su madre- se negara a ir con su papá, de quien se había separado de manera conflictiva (ella lo denunció golpearla) a mediados de 2018.

Entonces esa joven y la psicóloga que buscó para tratar a su hijo, refirieron que el niño les había hablado de haber visto a su papá y a su pareja desnudos en el baño y en el dormitorio. Que su papá lo había tocado a él con sus genitales o que lo obligaba a tocarla a ella, algo que también lo llevó a percibir el olor de los genitales de la mujer, según la profesional.

Para la Defensa, sin embargo, el relato del niño fue ‘implantado’ y ‘co-construido’ (eso concluyó el psicólogo de parte), y refería a situaciones memorizadas por el menor, pero no vivenciadas.