Para la jueza Carolina Parra no quedaron dudas al cabo del juicio: la odontóloga María Romina Pellice cometió el delito de lesiones culposas (sin tener esa intención) cuando operó a un niño de 5 años, el 14 de setiembre de 2017, y le sacó 12 dientes (10 de más, según Fiscalía) con el argumento de que esa decisión era la acertada por la infección que presentaba. La magistrada le aplicó ayer a Pellice 1 año de prisión en suspenso y 1 de inhabilitación para ejercer la odontología. Así, adhirió así al pedido de los acusadores: la fiscal, Claudia Yanina Galante, y su ayudante Juan Manuel García Castrillón, que habían pedido un castigo de 2 años sin encierro e igual plazo de inhabilitación para ejercer la odontología. Y al de las abogadas de la Parte Querellante, Yamila Piozzi y Fabiana Figueroa, quienes solicitaban 3 años sin detención y 4 años de prohibición para trabajar en su profesión.

Los defensores, Fernando Castro e Ivana Salas, habían pedido la ‘absolución lisa y llana’ de su clienta, por entender que no había cometido delito alguno, y ahora reclamarán ante la Corte de Justicia, como ya lo habían hecho al cabo del primer juicio (anulado por el máximo tribunal) cuando Pellice y su colega, María Gabriela Puigdengolas, fueron condenadas a 1 año y 6 meses en suspenso y 3 años de inhabilitación.

Sin embargo, al iniciar el segundo juicio, sólo Pellice quedó como imputada, porque Fiscalía desistió de acusar a la otra profesional, con el argumento de que en los delitos culposos no se puede hablar de partícipes y sólo de autoría, considerando así que solo Pellice tomó la decisión de hacer las múltiples extracciones, a pesar de que la otra odontóloga la acompañó durante toda la operación.

Los padres del menor festejaron el fallo contra la odontóloga.

‘Gracias a Dios la sentencia salió favorable, tal como esperábamos. Teníamos mucha fe y esperanza de que fuera así, por todo lo que se demostró en el juicio. Agradecemos al aparato de Justicia, a los medios y a las personas que nos apoyaron. Logramos hacer justicia por nuestro hijo, ahora podrá estar un poquito más tranquilo porque la Justicia existe’, dijo ayer el padre del menor involucrado en el resonante caso, antes de fundirse en un abrazo con su esposa y un puñado de familiares que los acompañaron.

Uno de los ejes del debate había sido la decisión de extraerle 12 piezas a un niño que, por su desarrollo, tenía recién 20 dientes en su boca. Los acusadores sostuvieron que, inicialmente, la operación había sido programada para sacarle una sola muela, que a lo sumo debieron haber sido dos (eso sostuvo una perito) y que, sin consultarles a sus padres, extrajo esas dos y otras 10 piezas. No haber preparado al niño con una psicoprofilaxis para explicarle semejante operación y sus consecuencias, y no haber informado con detalle a los padres sobre los pro, los contras o la posibilidad de un tratamiento alternativo para que ellos tomaran una decisión, fue otro de los cuestionamientos a la profesional, criticada por los daños orgánicos y psicológicos que le provocó al menor durante varios años.

La Defensa, por el contrario, aseguró que la madre siempre estuvo al tanto de problema de su hijo y de la práctica a la que sería sometido. Y que la ausencia del consentimiento informado de los padres, no fue responsabilidad de su clienta sino del centro de salud donde el chico fue operado. Los defensores sostuvieron que no hubo lesión y tampoco daño psicológico. Ahora, otra vez buscarán revertir el fallo en la Corte.