Las positivas repercusiones tras el estreno de “Parpadea dos veces” indican que la cantante, modelo y actriz Zoë Kravitz, se revelara como la “gran sorpresa” de la temporada al concretar su primera experiencia cinematográfica como directora. Pese a que en varias entrevistas, dijo que no tenía intención de conectar el guión con casos del mundo real, lo cierto que en el resultado, esta película puede ser toda una metáfora de solidaridad femenina enlazada con el movimiento “Me too”. Con una fuerte personalidad y decidida en su criterio artístico, Kravitz ofrece una historia perturbadora, llena de giros inesperados, pero con un profundo mensaje crítico al machismo de la industria del entretenimiento y la misoginia en la sociedad en general: “la venganza puede ser mucho más satisfactoria que el perdón”. En este sentido, se vuelve inevitable encontrar analogías y comparaciones con el caso de la Isla Pedófila de Jeffrey Epstein, el epicentro de una red de tráfico sexual al servicio de ricos y famosos. Los críticos no se ahorraron en elogios por su narrativa y lejos de portar apellido, Zoë quiere despegarse del peso que pueda existir ser hija de Lenny Kravitz; y desprenderse también de todo “privilegio” o status que el legado familiar pueda otorgar. Su objetivo es claro, ser reconocida por mérito, trabajo y talento propio. Con esta película -considerada ahora como el “thriller” del año- demuestra que está con mucho potencial para grandes desafíos y ser toda una marca.

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Como actriz, protagonizó en títulos como Pequeñas Grandes Mentiras, Mad Max: Furia en el Camino y The Batman. Con su ópera prima, quiere ahora independizarse del peso de tener apellido famoso.