FOTOS DANIEL ARIAS

Desde esta noche, la carpa gigantesca del Circo Gueorgue se abrirá para recibir a las familias sanjuaninas en un espectáculo de más de dos horas de diversión asegurada para chicos y grandes. La compañía dirigida por Marcos Antonio Gueorgue (h) lleva más de 18 años de gira por el país con una herencia familiar de más de cinco generaciones de artistas circenses. Esta es la primera vez que la compañía se instala en la provincia para toda la temporada de verano. Junto a otros dos grandes como el Rodas y el Mundial, forma parte de un selecto grupo de espectáculos que contiene entre sus números atractivos, al trapecio volante, la disciplina tal vez más arriesgada y que mayor impacto genera en la platea. Dado su nivel de dificultad y por la adrenalina, que genera en el escenario, la prueba del trapecio es la más vistosa, elegante y tradicional, sin embargo, son cada vez menos los artistas especializados y adiestrados que mantienen en vigencia este legado actualmente en la región. Joao Da Silva (35) junto a Sergio Ramírez (58) forman la dupla estrella del show. Para DIARIO DE CUYO, el trapecista contó que ‘Muy pocos circos mantienen esta disciplina y quedamos algunos en la región trabajando’, dijo el joven brasilero que inició su oficio a los 14 años de edad. ‘Este arte se viene dejando de hacer porque son pocos los que arriesgan como era antiguamente en Sudamérica. Los más conocidos van a trabajar a Europa y Asia’, afirmó. Quizás, uno de los factores influyentes a la hora de dejar de practicar sea el psicológico: ‘físicamente y mentalmente agota a veces. Hay momentos en los entrenamientos que no das más y ves cómo nos salen callos de las manos. Cuando varias veces la prueba no resulta bien podés frustrarte y al entrar en esa situación, muchos artistas buscan otro camino y terminan abandonando’, contó en la intimidad del artista. Sin embargo, para fortalecerse en lo anímico, se requiere del compañerismo del equipo. Ahí está ‘el fuerte’ es el rol que cumple el partenaire, en este caso Ramírez que cuenta con abundante experiencia en la arena. ‘No es un número solitario, dependemos uno del otro. En la salida no se puede fallar, hay que encontrar el momento exacto, ni demorarse o apurarse, si te pasás el fuerte no podrá agarrarte’, dijo Joao que al verlo saltar a 15 metros de altura, la precisión debe ser máxima y sin margen de error.

‘Hacer un salto no significa que siempre salga bien, pero sé que puedo hacerlo mejor en la próxima’, es una premisa que sostiene y se exige cumplir Joao Da Silva, quien aprendió de los mejores maestros en el arte del trapecio.

De una vuelta a hasta cuatro en el aire, que es el máximo posible, la dificultad siempre es alta. Pueden dar saltos con giros, salir de frente, de espalda o sin ver al ‘fuerte’. En especial, la técnica no debe desatender lo estético. ‘No olvidamos que somos artistas en un espectáculo integral, hay que cuidar mucho la forma, no saltar a lo loco. Vértigo está presente en todo momento, pero llegás a un momento donde ya no podés pensar y el cuerpo va más rápido que la mente’, señaló el trapecista quien interpreta a Tarzán en la apertura del show con un número aéreo.

Mientras van fijando y asegurando las medidas de la red de contención, Joao cuida cada detalle con atención: ‘de esta red depende nuestras vidas’, contó al supervisar que esté todo en condiciones óptimas antes del debut. ‘El trapecio volante requiere de concentración, fuerza y control mental. La gente nos pregunta si nos da miedo y sí, efectivamente, tenemos mucho miedo cuando nos subimos. Con la práctica y la experiencia, aprendemos a controlarlo y no dejamos que nos domine’. En 31 años de carrera y con 20 practicando en altura, Joao nació y se crió en el circo. La arena, la carpa y el trapecio es un estilo de vida que no abandonará: ‘No lo cambio por nada, pasé alegrías y tristezas acá dentro, pero no lo pienso dejar. Este arte es exigente y a la vez respetado porque no cualquiera puede hacerlo y resulta un privilegio vivirlo’, concluyó.

> El sanjuanino que integra la troupe

Agustín Medina (24) es también Chiribín, el payaso principal del show -único artista sanjuanino- que se incorporó a la compañía hace casi un año para girar por las ciudades y pueblos argentinos. Esta vez le tocó jugar de local y se mostró contento y entusiasmado por esta oportunidad para alegrar a chicos y adultos. ‘Desde niño siempre me gustó la comedia musical y todo lo que era la vida circense. Venía de hacer eventos infantiles hace tiempo, hasta que vi el aviso por redes sociales de la empresa que necesitaban a un payaso nuevo para la temporada. Vieron el material que les envié y les gustó, confiaron en mí y me contrataron’, contó. Desde los 14 que ejercita el arte del clown, eso le dio experiencia suficiente para ensamblarse rápidamente a la troupe integrado por artistas de otras provincias y nacionalidades. Es un clan importante que vienen de Formosa, Santiago del Estero, Buenos Aires, Córdoba, Brasil, Paraguay, Uruguay hasta de Colombia. Rápidamente entró en sintonía con el grupo con su personalidad y sentido de compañerismo. ‘Propongo un arte sano, sincero e inocente y mientras el niño exista, el payaso jamás va a morir. Aunque hay otras atracciones modernas y tecnológicas, la familia siempre vuelve a la pista del circo’, comentó. Chiribín es quien junto a Bebo (el otro payaso que lo acompaña), quienes abren el espectáculo. Aunque cada rutina suya depende de la medida de niños y adultos que estén frente al escenario, el protagonista se adapta a cada circunstancia. ‘Uno se encariña mucho con este oficio y jamás esperaba vivir esto. Estoy contento por ser parte de este circo enorme que después visitaremos Mendoza y Neuquén’, señaló el artista.

La Troupe del Circo Gueorgue está conformado por numerosos artistas de distintas nacionalidades.

> Adrenalina sin límites

Hoy inaugura a las 21:30 hs. el Circo Gueorgue que se encuentra en el predio de Calle Catamarca y Lateral de Circunvalación norte (entrada principal). Las funciones son todos los días a la misma hora y permanecerá durante diciembre, enero y febrero. El espectáculo de más de dos horas de duración cuenta con números tradicionales de contorsionistas, malabaristas, coreografías aéreas, payasos, la Mujer Serpiente, Indiana, hula hula, lazos, Tarzán, trapecio volante y el extremo, Globo de la Muerte, con motociclistas en el interior de una esfera que desafían la velocidad. Con la capacidad de 1.500 hasta 2.500 espectadores, es una de las mayores carpas de entretenimiento circense del país. Para montar sus 60 metros de diámetro y 15 metros de altura, se requieren 35 operarios y movilizar 35 casas rodantes, 20 furgones, cinco camiones y diez camionetas, que hace del circo en casi una ciudad rodante de PVC y acero.

Las entradas cuestan $5.000 platea general, $7.000 lateral preferencial, $10.000 central y palco común $13.000. Pueden adquirirse en la web www.todoticket.ar y en boletería.