Aparentemente cada vez más gente realiza actividad física y trata de incorporar una alimentación saludable, es decir más consumo de alimentos frescos y menos procesados, pero la realidad indica que gran parte de la población “profesa” el sedentarismo y una alimentación poco apropiada, debido a diferentes factores. Esto ha provocado que muchas enfermedades aparezcan con más frecuencia en la población, por lo que urge tomar cartas en el asunto, tanto a nivel personal como social y público. Los expertos advierten que la incidencia de las patologías nutricionales aumentó en los últimos tiempos y cambió significativamente su origen debido a diversos factores relacionados con las transformaciones en el estilo de vida, el estrés y el acceso a diferentes tipos de alimentos.

En la actualidad, enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 -llamada actualmente Hiperinsulinemia-, las afecciones cardiovasculares y diversas deficiencias nutricionales son prevalentes en toda la sociedad, géneros y distribución geográfica.

Un verdadero flagelo que se debe controlar para tener una población más sana. María Verónica Cammilleri, licenciada en Nutrición -M.P 270-, jefa y coordinadora del Área Nutrición de IRINA, especializada en auditoria médica, en Nutrición Clínica, en TEA y en Discapacidad,explica los factores que han llevado a esta prevalencia de enfermedades y su vínculo con la alimentación cotidiana.

– ¿A qué se denominan patologías alimentarias?
¿Cuáles podemos identificar?
Se refieren a trastornos o enfermedades relacionadas con la alimentación y la nutrición. Estas patologías pueden ser causadas por una ingesta inadecuada de nutrientes, una dieta desequilibrada, alergias o intolerancias alimentarias, problemas en la absorción de nutrientes, entre otros factores. Algunos ejemplos comunes de patologías alimentarias son la desnutrición, la obesidad, la diabetes, la enfermedad celíaca y las deficiencias de vitaminas y minerales. Es importante buscar el diagnóstico y tratamiento adecuados para mantener una buena salud y bienestar.

– ¿Qué factores influyen y promueven estas patologías?
Son varios. Uno es el cambio en la dieta ya que la globalización ha llevado a una mayor disponibilidad de alimentos ultraprocesados y ricos en calorías, grasas saturadas, azúcares y sodio. Estos alimentos, a menudo más económicos y accesibles, han desplazado a las dietas tradicionales basadas en alimentos frescos y naturales. También el aumento del uso de tecnología y la reducción de la actividad física en el día a día ha impulsado el sedentarismo y ha contribuido a una menor quema de calorías, lo que favorece el aumento de peso y las enfermedades asociadas. A esto se suma la desigualdad económica y acceso a la salud. Las poblaciones con menos recursos económicos a menudo tienen menos posibilidad de adquirir alimentos saludables.

-¿Qué diferencias hay entre las patologías que se daban con mayor prevalencia antes y las de ahora?
Antes predominaban las deficiencias nutricionales y la malnutrición, mientras que ahora son más comunes las enfermedades crónicas no transmisibles asociadas a la sobrealimentación y dietas inadecuadas. Además hoy en día, hay mayor acceso a la información sobre nutrición y salud, aunque no siempre se traduce en cambios positivos en el comportamiento alimentario.

Otra diferencia es la disponibilidad y la variedad de alimentos que existen, pero también hay que tener en cuenta que son procesados y poco saludables. En resumen, las patologías nutricionales han evolucionado de problemas principalmente asociados a la escasez de alimentos y deficiencias específicas, a problemas relacionados con el exceso y la mala calidad de la dieta en el contexto de un estilo de vida más sedentario. Si bien se promueve la actividad física y la vida alimentaria más saludable predomina el sedentarismo por las tecnologías y formas de trabajo modernas como el home office, por ejemplo y cambios socioeconómicos.

– ¿Cuáles son las de mayor incidencia?
La obesidad que es un exceso de grasa corporal que puede tener graves consecuencias para la salud, como enfermedades cardíacas,  Hiperinsulinemia, síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer. La relación entre la obesidad y el cáncer se ha establecido a través de múltiples estudios epidemiológicos y de investigación. Algunas de las formas en que la obesidad puede contribuir al desarrollo del cáncer incluyen: inflamación crónica, alteraciones hormonales que pueden estimular el crecimiento de células cancerosas; la resistencia a la insulina y los cambios en microbiota intestinal. Algunos tipos de cáncer que están asociados con la obesidad incluyen al de mama; colon y recto; endometrio; esófago; riñón; páncreas; vesícula biliar e hígado.

Otra es la desnutrición que puede manifestarse en forma crónica, aguda o por micronutrientes. La desnutrición crónica se caracteriza por un crecimiento deficiente y retraso en el desarrollo físico y mental. La desnutrición aguda es la falta grave de nutrientes y puede llevar al deterioro físico extremo. La deficiencia de micronutrientes, como el hierro, la vitamina A y el yodo, también es común y puede tener efectos negativos en la salud.

La diabetes que es una enfermedad crónica en la que los niveles de glucosa en la sangre son demasiado altos e inestables. También figuran los trastornos de la conducta alimentaria como Anorexia Nerviosa; Bulimia Nerviosa; Trastorno por Atracón; Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado (ahora conocido como Trastorno Alimentario No Especificado; Pica que es un trastorno caracterizado por la ingesta de sustancias no alimenticias, entre otros. Las patologías cardiovasculares son enfermedades que afectan al corazón y los vasos sanguíneos que son varias dentro de este grupo.

– ¿Son los hombres o las mujeres las más afectadas? ¿Hay edades en las que se nota más su aparición?
Las patologías nutricionales pueden afectar a personas de todas las edades, pero ciertas etapas de la vida son más vulnerables a determinados tipos de patologías debido a las necesidades nutricionales específicas y los cambios fisiológicos que ocurren en esos periodos. Además, hombres y mujeres pueden verse afectados de manera diferente debido a factores biológicos, sociales y culturales.

Los grupos etarios con mayor incidencia de patologías nutricionales son la infancia y adolescencia. En estas etapas, la desnutrición y deficiencias específicas como hierro, calcio y vitamina D pueden ser comunes debido a la alta demanda de nutrientes para el crecimiento y desarrollo y la obesidad infantil: Los malos hábitos alimentarios y la falta de actividad física pueden conducir a la obesidad, que puede persistir en la vida adulta y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas. En la edad temprana y media, el sedentarismo y la dieta poco saludable pueden contribuir a la obesidad, hiperinsulinemia o diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, o trastornos alimentarios, mientras que en la tercera edad puede presentarse desnutrición por la pérdida de apetito, problemas dentales y enfermedades crónicas de los ancianos.

En cuanto a las diferencias de género, las mujeres son más susceptibles a trastornos como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón; la Osteoporosis y la anemia en edad fértil por la pérdida de hierro durante la menstruación.

En los hombres también se presenta la obesidad que si bien afecta a ambos géneros, en algunos estudios se ha observado que los hombres tienen una mayor prevalencia de obesidad abdominal, lo que conlleva un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. También tienen un riesgo más alto de desarrollar enfermedades cardiovasculares a edades más tempranas en comparación con las mujeres.

La incidencia y el tipo de patologías nutricionales varían a lo largo de la vida y entre géneros, influenciadas por factores biológicos, hormonales y conductuales. Es importante abordar estas diferencias para implementar estrategias de prevención y tratamiento más efectivas.

– ¿Qué tipo de estrategias podemos implementar para evitar estas patologías nutricionales de mayor incidencia en la actualidad?
Esto requiere un enfoque multidisciplinario que incluya educación, acceso a alimentos saludables, promoción de la actividad física y políticas públicas, entre otras. Aquí podemos mencionar algunas estrategias claves como educación Nutricional, conocimientos sobre cocina Saludable para preparar en casa, modificar la dieta o plan alimentario que permita consumir variedad de alimentos que incluya frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables. También es importante el control de porciones y la reducción de alimentos procesados.

Por supuesto que a eso se suma la actividad física a través del ejercicio regular -incorporar al menos 180 minutos de actividad física moderada 3 veces por semana, o 75 minutos de actividad intensa por semana; promover la vida activa. Claro que a estos cambios personales se deben sumar estrategias políticas y comunitarias como la promoción de la agricultura urbana para tener acceso a alimentos frescos; programas de educación en las escuelas y entornos saludables como políticas de trabajo que promuevan la actividad física y opciones de comida saludable.

No deberían falta las campañas de salud pública, en definitiva implementar estas estrategias de manera conjunta puede ayudar a reducir la incidencia de patologías nutricionales en la actualidad y mejorar la salud general de la población.

> UN POCO DE HISTORIA

Verónica Camilleri, licenciada en Nutrición, explica que en el pasado las patologías nutricionales tenían una presentación distinta, principalmente por la falta de acceso a una variedad adecuada de alimentos y acceso a servicios de salud. Algunas de las enfermedades comunes eran:

• Deficiencias nutricionales: Enfermedades como el escorbuto (deficiencia de vitamina C), la pelagra (deficiencia de niacina) y el raquitismo (deficiencia de vitamina D) eran comunes debido a la falta de diversidad alimentaria y a dietas pobres en nutrientes esenciales.
• Malnutrición: En muchas regiones, la malnutrición por falta de alimentos era una causa principal de enfermedad y muerte, especialmente en épocas de guerra, sequías o crisis económicas.
• Enfermedades infecciosas: Antes del desarrollo de la medicina moderna y la mejora de las condiciones sanitarias, las enfermedades infecciosas eran más prevalentes y a menudo se veían agravadas por una mala nutrición.