Hay días en que las cosas parecen fluir como la gente quiere y otros plagados de sobresaltos, francamente para el olvido. De estos últimos Renzo Darío Verón parece tener más de uno, y no para olvidar precisamente, aunque así lo prefiriera. El pasado viernes sobre las 13, apenas tres días después de cumplir 37 años, arrebató un costoso iPhone a una mujer que pretendía tomar el micro en la Villa San Patricio, Chimbas. Parecía salir todo como lo había planeado, hasta que la víctima gritó, un vecino salió a perseguirlo en una moto más potente que la suya y, cuando le dio alcance poniéndosele a la par, un resignado Verón pareció mostrarse dispuesto a devolver el aparato. Pero justo cuando se metía la mano en el bolsillo chocó de lleno en la Motomel 110cc que guiaba contra la parte trasera de un Renault Sandero.
Y a partir de allí todos fueron problemas para él. Porque quedó preso y ante las contundentes evidencias no le quedó otra que admitir su culpa y aceptar, a cambio de una rebaja de pena, un castigo de 3 meses de prisión efectiva por hurto simple. Así lo acordó a través de su defensor, Alejandro Castán, con el fiscal coordinador, Cristian Catalano, y el ayudante fiscal, Atilio Yanardi (UFI de Delitos contra la Propiedad).
El juez Diego Manuel Sanz le aplicó ayer esa condena, que ahora le acarreará más problemas a Verón. Porque en setiembre del año pasado, había recibido otro castigo de 1 año en suspenso (sin detención) en la Justicia Federal por tenencia de drogas. Y por eso mismo, el juez lo declaró reincidente y ordenó comunicar al tribunal federal la última condena, para que se la unifiquen.
En 2017, Verón había terminado de cumplir un castigo de 5 años por robo agravado. Y ahora parecía reencausar su vida, pues ayer dijo que trabajaba como empleado municipal, en el área de recolección de residuos.
Pero el último viernes volvió a sus andanzas. Fue cuando avistó en la calle Tiernes a una mujer que enfilaba hacia Benavides para tomar el micro. Eran las 13,10. Estaba estacionado y partió en moto delante de la mujer, pero luego se volvió, le metió la mano en la campera y le sustrajo su iPhone XR. Los gritos de la víctima, alertaron a sus vecinos y uno de ellos no dudó en montar su Honda 250cc. para ir a buscarlo. La persecución se extendió por varias calles, hasta que desembocó en Benavides, metros al Oeste de Salta, donde el vecino logró ponérsele a la par exigiéndole el teléfono. ‘Ya está, ya está’, habría dicho Verón al verse sin escape, pero cuando fue a meterse la mano al bolsillo, chocó contra un Renault Sandero y cayó. Ahí saltó el teléfono, que enseguida fue a parar a las manos de su dueña. Lejos de asustarse, la víctima fue hasta el lugar del accidente y reconoció a Verón como el ladrón de su teléfono. Desde entonces, la suerte del exconvicto, quedó sellada.