Desde ayer, están tras las rejas los principales implicados en un megafraude contra trabajadores, a los que alquilaban las herramientas, aparatos y cosas con las que mantienen a sus familias (castillos inflables, máquinas de entretenimiento, servicio de lunch) para luego venderlas. El 29 de agosto pasado, Yésica Esther Caballero (37) y su hijo Fernando ‘Limón’ Caballero (20) quedaron con 4 meses de prisión preventiva por unos 12 fraudes cometidos entre el 8 de marzo y los últimos días de agosto pasado. La investigación encarada en la UFI de Delitos Informáticos y Estafas, dirigida por el fiscal coordinador Pablo Martín y la ayudante fiscal, Silvina Putelli, permitió establecer que provocaron un perjuicio mayor a los 10 millones de pesos. Y también que no eran los únicos sospechosos; por eso pidieron a un juez las detenciones de la pareja de Fernando Caballero, Ayelén Tobal, y la de Julio Ricardo Merenda.
Ambos ya están detenidos. Merenda fue apresado por policías de la brigada de Fiscalía a eso de las 19 del último lunes en inmediaciones de General Acha y Rivadavia, en pleno microcentro. Tobal se entregó ayer en Tribunales, indicaron fuentes judiciales.
Las maniobras que les atribuyen a los cuatro sospechosos son unas 14 y, en su mayoría, repitieron el mismo modus operandi. Por teléfono (sobre todo WhatsApp) se contactaban con sus víctimas para alquilar sus herramientas de trabajo. Se hacían llevar las cosas a una casa abandonada situada en el 1650 o 1620 Este de la calle Oro, en Chimbas, justo en frente de la casa de Yésica Caballero. Allí pagaban el alquiler con transferencias desde billeteras virtuales, y cuando las víctimas iban a retirar sus cosas, generalmente al otro día, no encontraban nada.
En esas situaciones -pudo establecer Fiscalía- las víctimas volvían por el lugar y, si insistían, Caballero salía desde su casa y no tenía empacho en decirles que allí no encontrarían nada, que habían sido estafados.
Sin embargo, la propia Caballero cayó en su trampa, porque uno de los trabajadores a los que embaucó, volvió otro día, el pasado domingo 25 de agosto, y allí la encontró cargando unas 40 sillas de otra víctima que ya vendía. Una cosa llevó a la otra, porque justo pasaba un patrullero y quedó presa, a pesar de volver en el acto el dinero que le pagaron, unos 35.000 pesos.
Caballero había caído en mayo pasado por tres fraudes. Entonces fue excarcelada, con la condición de no entorpecer la investigación ni cometer nuevos delitos. Incluso bloquearon sus cuentas virtuales, pero eso no la frenó y, según Fiscalía, siguió estafando. De hecho, le atribuyen al menos 8 de las 14 estafas bajo investigación, indicaron.