Fue a Mendoza y volvió; lo confirmaron las cámaras y la información policial de los controles limítrofes. ¿Qué fue a hacer a esa provincia? es una duda, invadida por un fuerte presentimiento: gastar dinero en mujeres y juegos de azar. El protagonista de esa incertidumbre, ahora legalmente sospechosa, es el contador Luis Omar Olguín (54). Ayer, a eso de las 9, quedó preso en la UFI de Delitos Contra la Propiedad dirigida por la fiscal coordinadora, Claudia Salica, porque resultaron muy contradictorias las versiones que dio (al menos tres) sobre haber perdido unos 350.000 dólares en un asalto a punta de arma, perpetrado por dos sujetos el último lunes a la tarde, en Pocito. Tan distintos resultaron esos relatos, que no le creyeron y se derivó todo a la UFI Genérica que coordina la fiscal Daniela Pringles, para que allí se lo investigue por una presunta falsa denuncia. En esa Fiscalía también será investigado su hermano Marcelo, detenido por supuesto falso testimonio.

Por lo bajo, los investigadores creen que el contador se gastó unos 34.000 dólares que le prestó un comerciante e inventó el asalto para intentar justificarse.

Fue el hermano del contador quien llamó al 911 alrededor de las 17,50 del lunes, para avisar que el profesional había sido asaltado. Entonces un equipo de Fiscalía con las ayudantes fiscales Paula Arredondo, Andrea Gómez y Susana Videla, más los pesquisas de Robos y Hurtos, buscaron obtener pistas para esclarecer el caso.

Y ahí empezaron las dudas, porque el contador dijo que cuando volvía por Ruta 40, entre las calles 14 y 15, en Pocito, bajó a orinar y dos sujetos en un auto ‘azul noche’, que ‘sería un Gol o un Golf de los nuevos’ lo golpearon con sus armas en el abdomen y la nuca, para quitarle los 350.000 dólares que traía en una caja de seguridad portátil. Según esa versión, había llevado unos $450 millones a Mendoza para comprarle dólares a un tal Lencinas y un tal Agüero.

Su relato quedó grabado, pero no fue el mismo que dio el martes. Entonces dijo que Lencinas y Agüero no existían, y que en realidad había ido a Mendoza porque en San Juan no encontró un cerrajero que le abriera la caja de seguridad.

Además, relató que el dinero se lo habían prestado sus socios de un emprendimiento inmobiliario, pero esos empresarios negaron ayer la existencia de tal sociedad y, sobre todo, haberle prestado dólares. En realidad, los dólares se los habría prestado un comerciante.

De todos modos, mantuvo sus dichos sobre el asalto, agregando descripciones de los delincuentes: uno alto y otro más bajo, morochos, con tono norteño o boliviano.

Pero entonces todo resultaba muy sospechoso, porque el médico legista no detectó lesiones en los lugares donde dijo haber sido golpeado. El ‘auto azul noche’ no había sido visto por nadie y tampoco registrado por las cámaras. Y el cotejo de esos datos con otros obtenidos de la pesquisa también resultaba contradictorio. Entre esos datos se incluía la versión de Marcelo Olguín, quien dijo que su hermano fue golpeado, pero señaló zonas del cuerpo no mencionadas por el profesional, indicaron.

Además, declaró que se topó con lo del asalto cuando volvía de trabajar y reconoció el auto (que es suyo) en la Ruta 40, pero la geolocalización de su teléfono reveló que había llamado desde el tramo comprendido entre las calles 17 y 18, y no entre 14 y 15 como dijo el profesional.

El próximo viernes, los hermanos Olguín se sentarán frente al juez y ahí conocerán las pruebas y los argumentos de la UFI Genérica para sostener los posibles delitos que, se sospecha, pudieron cometer.