Una de las implicadas tiene apenas 19 años, pero ya carga con una condena de 4 meses sin encierro por robo simple. La otra tiene 36 años y es madre de cuatro hijos. Viven en barrios humildes de Chimbas y Rawson, y para su Defensa ‘son las perejiles’ de un entramado más complejo que concluyó en una estafa de unos 14 millones de pesos contra una distribuidora, con la compra de mercaderías con cuatro cheques (uno de ellos adulterado) extraviados en el banco Santander.

Sin embargo, para el fiscal coordinador, Pablo Martín, y los ayudantes fiscales Silvina Putelli y Emiliano Yansón (UFI de Delitos Informáticos y Estafas), Sabrina Quiroga (19) y Raquel Granado (36) son parte clave en ese gran fraude que involucra a otras personas. Y por eso el último viernes le pidieron al juez Eugenio Barbera, que las deje con prisión preventiva por 4 meses (así lo ordenó el magistrado) para que no entorpezcan la investigación, mientras intentan determinar quién o quiénes fueron cómplices de ambas mujeres.

La empresa damnificada fue la distribuidora La Cumbre. A través de mensajes por WhatsApp, alguien se contactó preguntando por mercaderías y la posibilidad de aceptar cheques de ‘Caminos del Oeste’, una firma que -según Fiscalía- tiene buen crédito entre los empresarios y comerciantes locales porque siempre cumple con sus pagos.

Por eso fue que los responsables de La Cumbre, aceptaron varias operaciones con cheques de pago diferido, los días 31 de julio y también el 8, el 15 y el 20 de agosto.

El problema para los estafadores se presentó con la segunda compra, la del 8 de agosto, porque debía cancelarse 8 días después y cuando fueron a cobrar, en el banco les dijeron que no era posible porque el cheque figuraba como extraviado.

Eso encendió las alarmas y en el acto hubo denuncia en Delitos Informáticos y Estafas. Fue así que un grupo de pesquisas policiales lograron determinar que, al menos en las dos últimas maniobras, los estafadores habían contactado con un fletero al que hicieron llevar un sobre con el cheque desde Rawson a la distribuidora, donde retiraba la mercadería para luego dejarla en una vereda de la calle Sívori, en Rawson. Allí lo esperaba una mujer diciéndole que ahí había un comercio y ya la guardarían, pero eso no era así y enseguida llegaba un remis con otra mujer y cargaba la mercadería rumbo a otro destino.

Eso lo pusieron al descubierto tras la última compra, cuando capturaron a Quiroga y Granado. Es más en la casa de esta última mujer encontraron algo de la mercadería y también unos 93.500, pero Fiscalía no se opuso a que se los devolvieran porque la mujer dijo que era plata de los planes sociales que cobra por sus hijos.

‘Con disculpa de la expresión señor juez, pero la señorita Quiroga es una perejil en todo esto y lo vamos a demostrar’, dijo el abogado Nicolás Gómez Camozzi, mientras su clienta no paraba de llorar.

Iván Román y Alejandro Dávila compartieron la teoría de Gómez Camozzi de que su clienta es un eslabón menor en la maniobra y también se opusieron a la prisión preventiva de su clienta.

Pero no consiguieron convencer al juez y ahora podrán intentar revocar esa decisión ante el tribunal de Impugnación.