En su tercer intento en este Giro, Julian Alaphilippe se reconcilió con el ciclismo. El francés hizo una tremenda exhibición rematando de manera magistral una fuga de casi 140 kilómetros para romper una racha de tres temporadas sin ganar en una Gran Vuelta. Un ciclo marcado por las lesiones, las caídas y las polémicas con su patrón que ayer soterró como el gran campeón que es.
Primero integró una fuga de 38 hombres que sacaron ventaja pero no se ponían de acuerdo en mantener el ritmo. Ante tanta indecisión, Alaphilippe atacó en el inicio de la primera de cuatro colinas, en Recanati. A su rueda se pegó Mirco Maestri (Polti-Kometa), faltaban 120 kilómetros y llevaban 2m30s.
Faltando 93 kilómetros otro que no aguantó el ritmo del grupo fue el ecuatoriano Jhonatan Narváez (INEOS) que intentó conectar a los fugados, con él se llevó a otros cuatro ciclistas, llegaron a estar a 1m20s en el muro de Ostra, en el ascenso al último puerto de montaña, el Monte Giove, Alaphilippe soltó a Maestri y se marchó. Narváez y Hermans no pudieron alcanzarlo, pero llegaron a 30s.
¿Y Pogacar? El líder de la general se limitó a marcar a sus rivales y llegó a 5m35s, del francés que no puso nunca en peligro su posición de privilegio.
Hoy se disputará la 13ra etapa, 179 kilómetros entre Riccione y Cento, de perfil llano.