Hay ocasiones en que aseguramos y sostenemos que ‘no damos más”. Son esos momentos en que creemos que no tendremos la fuerza suficiente para afrontar todo lo negativo que se nos presenta en la vida, desde cuestiones de salud, del ámbito laboral, la carencia de recursos o hasta en la vida en sociedad, que cada vez se manifiesta más complicada y agresiva.
Desde la fe se dice que no hay que perder la esperanza de que cualquier dificultad puede ser subsanada confiando en las potencialidades de cada uno y, lógicamente, en la ayuda de Dios como fuerza suprema en la que gran parte de la humanidad confía plenamente.
En momentos difíciles como los que toca vivir, afrontar los desafíos que impone la vida con la esperanza de que todo se resolverá favorablemente es una manera práctica y optimista que lleva a superar las adversidades. Lógicamente que esto debe ir acompañado por la irrenunciable voluntad de hacer siempre lo que corresponde, cumpliendo con la tarea encomendada a cada uno dentro de la sociedad, dejando de lado comportamientos inapropiados reñidos con la ética y la buena conducta que debe prevalecer entre todos los ciudadanos.
El mensaje elegido para la clausura de los festejos en honor del Cura Brochero puso énfasis en lo que se puede alcanzar cuando hay fe y voluntad para encarar las cosas. Se puso como ejemplo la tenacidad de José Gabriel del Rosario Brochero para afrontar una vida de entrega, en la que a pesar de los numerosos inconvenientes que le tocaron atravesar pudo cumplir con su propósito y objetivo de vida, que era difundir la fe cristiana entre todos los pobladores de una amplia región de la Argentina, enmarcada en las sierras cordobesas y zonas aledañas, incluyendo Cuyo y, lógicamente, San Juan.
Alrededor de 20.000 personas se consustanciaron con el mensaje del obispo local referido a la necesidad de afrontar la vida con esperanza y tesón, dos factores de fundamental importancia para alcanzar el objetivo de vivir en paz y tranquilidad, a pesar de las dificultades propias que surgen a cada momento y en cada situación.
Hay que ser fuertes en espíritu y consecuentes con los propósitos que nos planteamos para hacer frente a la vida, que no se plantea fácil, sino que por el contrario, en ocasiones, suele invitar a abandonar la lucha, demostrando la debilidad a la que está expuesto el ser humano. Todos deben comprender, aunque estén pasando por el peor de los momentos, que siempre se puede conseguir algo mejor colaborando con las instituciones, de cualquier naturaleza y sabiendo que cada uno siempre tiene algo para aportar por más carencias que esté soportando. También es importante tener en cuenta la posibilidad de una vida de relación que lo lleve a sumar personas conocidas, muchas de ellas que en el plano afectivo están necesitando de una ayuda personal que es más espiritual que material.
