El gobierno de Javier Milei anunció oficialmente que los kioscos podrán volver a vender medicamentos, algo que era exclusivo de farmacias. En los comercios que no estén habilitados como farmacias, la venta estará restringida únicamente a antiácidos y analgésicos. Igualmente, la medida no descarta que la autoridad de aplicación pueda ampliar este listado de permitidos en el futuro.
La medida trajo los primeros reparos, como el expresado por el expresidente del Colegio Farmacéutico de San Juan, Mauricio Barceló. Para el empresario, “los medicamentos llamados ‘venta libre’ significa que se pueden expender sin receta médica, lejos está de que pueden venderse en cualquier lugar. Los medicamentos requieren cuidado especial de temperatura, manipuleo y conservación, más allá del respaldo legal de un profesional farmacéutico”.
Barceló buscó ser más tajante, al afirmar que “esta medida fomentará la prostitución del medicamento, con el debido respeto a ese calificativo aberrante”. Y agregó, “fomentará la venta en kioscos donde la temperatura no es controlada en manos inexpertas (…) y que un medicamento de venta libre requiere también del consejo profesional al momento de la dispensa”.
También apuntó que “un medicamento de venta libre puede provocar la muerte si está mal administrado o no aconsejado por un médico o farmacéutico”. Para sintetizar, Barceló dijo que esta medida es “un retroceso en la salud en general”.
Además de los peligros para la salud a los que hace mención Barceló advirtió que esta medida “traerá aparejada no solo el mercado negro sino medicamentos apócrifos, robados, sin fecha de vencimiento y lote explícito, fraccionados por comprimidos individuales, sin respetar los canales oficiales ni tributarios en algunos casos”.