La vendimia 2025 transita sus últimas semanas y en algunas fincas la peronóspora, el hongo que ataca las vides y que complicó el inicio de la temporada, volvió a brotar. Las condiciones climáticas de los últimos días ayudan a la proliferación y ahora la preocupación no es por las uvas actuales, sino las futuras. Es que según alertó una especialista del INTA, un rebrote ahora puede afectar a los viñedos cuando están preparándose para la próxima temporada. Nuevamente, pidieron aumentar los cuidados, para que no siga empeorando el peor brote en décadas de la enfermedad.
Beatriz Pugliese, quien está a cargo de las investigaciones sobre vitivinicultura en el INTA, explicó que las condiciones para que el hongo genere daños a largo plazo están dadas. Explicó que la peronóspora aparece como infección primaria al inicio de primavera y luego hay una posible infección secundaria. El primer escenario ocurrió en noviembre, cuando por primera vez en al menos 40 años la provincia vivió un brote de peronóspora que se extendió en especial en los departamentos del sur y este provincial. El avance de la enfermedad se dio porque hubo una primavera inesperadamente húmeda, sin olas de calor hasta iniciado el verano, lo que propició el crecimiento del hongo.
En la actualidad, detalló Pugliese, la humedad volvió a convertirse en aliada del hongo y enemiga de los productores. Durante febrero y marzo hubo varias lluvias que afectaron zonas productivas, en medio de la cosecha de uva. Esto llega mientras durante todo el verano hubo reportes de nuevos brotes y nuevas infecciones, ya que la peronóspora se aloja en las zonas tiernas de la planta y espera que el entorno se vuelva propicio para volver a atacar los tejidos. A veces también están en la cobertura de hojas que queda bajo la planta una vez que estas cayeron.
Que se produzca una infección secundaria en este momento, agregó la ingeniera, es especialmente riesgoso para los viñateros que están terminando o ya terminaron de cortar la uva. Es que el hongo ataca las hojas cuando las mismas están trabajando. “La vid acumula luego de la cosecha nutrientes y con eso puede brotar al año siguiente”, detalló Pugliese. Si la peronóspora ataca una planta puede hacer que se caiga el follaje, lo que impedirá esa preparación que necesita el productor para que en la próxima primavera vuelva a empezar el ciclo. Por eso, agregó, están en peligro sobre todo las variedades que ya se han cosechado, que a esta altura del año son la mayoría.
Ante este escenario, la ingeniera agrónoma dijo que será muy importante cómo trabajen los productores en la prevención y curación. Quienes notan que tienen un nuevo brote de la enfermedad deben avanzar rápidamente en aplicar los productos para matar el hongo. La limpieza también jugará un rol clave, ya que en las hojas que quedan en la base de las plantas se puede mantener de un año al otro el inóculo, volviendo a infectar ese parral o los vecinos. Quienes todavía no tienen señales, deben prevenir utilizando compuestos fungicidas y antibacterianos. “Si hay humedad y brotes vecinos, deben asumir que pueden llegar a tener infección también en sus fincas”, agregó. Dijo además que quienes todavía no terminaron de cosechar deben tener en cuenta el periodo de latencia necesario para tratar las plantas. Es que entre la aplicación de los fungicidas y el momento en el que levantan la uva deben pasar cierta cantidad de días.
> Menos uvas
El INV informó ayer el avance en la semana de cosecha y el acumulado de 2025 fue un 11.3% menor a lo que habían obtenido los productores de San Juan durante el año 2024. Esto puede estar relacionado tanto a la peronóspora como a otras contingencias.