Hay preocupación entre viñateros sanjuaninos por la peronóspora. Según un informe publicado por la Mesa Vitícola, “la plaga amenaza con devastar la cosecha 2025”.
Los especialistas señalaron que San Juan enfrenta una de las peores temporadas para la viticultura debido a un brote histórico de peronóspora, la enfermedad causada por el hongo Plasmopara viticola. Este patógeno, conocido también como mildiu de la vid, ha impactado profundamente en los viñedos de los departamentos de Caucete, 25 de Mayo y Sarmiento, zonas clave para la producción de uvas destinadas a la elaboración de mostos, una de las industrias más relevantes de la Provincia destinadas a exportación.
Un fenómeno inusual que arrasa con la producción
La combinación de lluvias intensas a principios de octubre y bajas temperaturas prolongadas generaron las condiciones ideales para la propagación de la peronóspora, afectando principalmente a las variedades de uva blanca y tardía, como Moscatel, Pedro Giménez, Torrontés, Bonarda y Cereza. “El daño se ha dado mayormente en los racimos, un fenómeno poco común en San Juan”, explicó el ingeniero agrónomo Nicolás Yanzón, miembro de la Mesa Vitícola. Esto ha provocado una devastación que amenaza con reducir significativamente el rendimiento por hectárea de cara a la cosecha 2025, afectando la rentabilidad de los productores y reduciendo la demanda de mano de obra para la vendimia.
Rodrigo Espíndola, presidente de la Subcomisión de Productos No Fermentados de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), explicó detalladamente cómo se desarrolló la infección. “La peronóspora es una enfermedad endémica de zonas vitivinícolas, y aunque no se da todos los años, en temporadas con condiciones climáticas especiales, como las lluvias persistentes, se activa la regla de los 3*10: más de 10 milímetros de precipitación, brotes de más de 10 centímetros, y temperaturas superiores a los 10 grados centígrados”. Estas variables, según Espíndola, permiten que el inóculo del hongo, que usualmente se encuentra latente en la hojarasca y el suelo de los viñedos, se reactive.
Ciclo de infección: una amenaza invisible
Espíndola detalló con precisión el proceso de infección: “El hongo Plasmopara viticola es un patógeno que ingresa en las plantas a través de los estomas, ubicados principalmente en la parte inferior de las hojas. Para que la infección primaria ocurra, las esporas necesitan al menos tres horas de agua libre en las hojas, lo que genera el ambiente ideal para que las esporas puedan nadar hacia las estomas e iniciar el proceso de infección”, explicó.
Este proceso, conocido como ‘contaminación primaria’, se manifiesta en primera instancia como manchas de aceite en las hojas. Si no se interrumpe, el hongo avanza, formando lo que Espíndola describió como “parches de tapicería”, es decir, áreas poligonales limitadas por las nervaduras de la hoja. En ambientes con una humedad cercana al 90% y baja luminosidad, se produce el signo más característico: una pulverulencia blanquecina en el envés de las hojas, donde el hongo libera sus esporangios.
Espíndola también resaltó que este año, la peronóspora ha atacado principalmente a las bayas verdes en fase de “grano pimienta”, una etapa fenológica extremadamente vulnerable. “Este ataque va a provocar la momificación de partes del racimo, lo que resulta en una pérdida total de esos focos”, alertó el especialista. Este escenario es preocupante, ya que, al dañar directamente los racimos en formación, el impacto en la producción final será devastador, sobre todo en los viñedos destinados a la elaboración de mostos, un producto en el que San Juan es líder nacional para exportación.
Una pérdida irreversible
Para los viticultores sanjuaninos, las pérdidas son incalculables. Pablo Martín, presidente de la Mesa Vitícola, fue tajante al describir la situación: “Las pérdidas son millonarias. Estamos hablando de que algunos viñedos han perdido entre el 50% y el 100% de su producción”. La situación es aún más grave considerando que, a pesar de haber seguido los protocolos de aplicación de fungicidas preventivos, la intensidad y frecuencia de las lluvias superaron las expectativas, generando un ambiente propicio para el desarrollo de la enfermedad.
Por otro lado, el brote de peronóspora no está contemplado en el Programa de Contingencias Climáticas de Gobierno, lo que agrava la incertidumbre de los productores que ahora enfrentan una campaña con menos recursos y sin ayudas claras a la vista.
Prevención insuficiente ante un brote excepcional
A pesar de que muchos viticultores realizaron aplicaciones preventivas de fungicidas, como parte de un plan fitosanitario regular, Espíndola subrayó que este tipo de tratamientos deben ser precisos y ejecutados con maquinaria correctamente calibrada, con principios activos específicos para controlar la enfermedad en sus primeras fases. “En este caso, las condiciones climáticas extremas superaron las medidas preventivas estándar. Ahora, con las temperaturas aún favorables y una humedad sostenida, el ciclo del hongo se ha reactivado y solo se detendrá cuando las temperaturas superen los 40 grados, lo cual es poco frecuente en este momento del año”, aclaró el especialista.
Un futuro incierto para la cosecha 2025
Con las pérdidas ya irreversibles en muchos viñedos, el panorama para la campaña de cosecha 2025 se presenta sombrío. Los expertos coinciden en que la situación afectará tanto a pequeños productores como a grandes empresas vitivinícolas, que verán reducida la disponibilidad de materia prima para la elaboración de mostos y otros derivados. Además, las implicancias económicas se extenderán a toda la cadena productiva, desde la disminución de la mano de obra hasta la reducción de exportaciones, afectando el posicionamiento de San Juan en el mercado global.
Este brote de peronóspora ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del sector vitivinícola sanjuanino ante fenómenos climáticos extremos. Mientras los productores intentan evaluar los daños y planificar las próximas campañas, queda en evidencia la necesidad de revisar y actualizar los protocolos de contingencia para enfrentar amenazas climáticas cada vez más frecuentes e intensas.