La mostera Jugos y Vinos Andinos (JVA) de San Martín volverá a moler uva esta temporada, luego de permanecer un año cerrada. Se trata de una reactivación clave para el sector viñatero, que ya acusaba una concentración de los compradores de fruta antes del cierre. Hoy mismo se realizará la reapertura formal, en una ceremonia con autoridades provinciales y del sector vitivinícola. Esto se produce gracias a que un grupo inversor de Mendoza, que tiene bodegas en la provincia vecina, compró el histórico predio y lo refuncionalizó. Los nuevos propietarios explicaron que quieren retomar la producción de mosto sulfitado con el objetivo de elaborar concentrado. Quieren recuperar los clientes en el exterior que tenía la firma cuando estuvo en manos de un grupo japonés.

La primera noticia de JVA volvería a producir tras una temporada fuera del mercado apareció a principios de 2024. Los primeros datos indicaban que iba a ser una constructora especializada en hoteles la que iba a tomar la posta, debido a que estaba vinculado uno de sus dueños, Ítalo Kristich. Finalmente, esto fue aclarado por el mismo empresario, quien en diálogo con DIARIO DE CUYO detalló que se trata de una empresa vinculada a él, pero que pertenece a su esposa. La firma, Mayce Groupe, vinculada también al grupo Chimero, tiene 20 años en el mercado vitivinícola y hoy elabora vinos en Mendoza para grandes jugadores del mercado. Decidieron producir mosto y para eso eligieron San Juan y en particular la histórica instalación ubicada en San Martín, que produce azúcares desde la década del ’70.

Renovada. La bodega fue abandonada en 2022, pero los nuevos dueños la restauraron y mejoraron.

Los nuevos dueños de JVA tienen pensado empezar a comprar y elaborar a partir del 20 de enero y salir al mercado interno con mosto sulfitado. Para eso ya tienen más de 30 trabajadores entre directos y contratados para la temporada. Después, agregó Kirstich, empezarán con el concentrado de mosto. En este punto el objetivo es reiniciar la exportación directa, no solo a través de los socios de mayor tamaño. Entre los objetivos están Japón, principal destino de los dueños anteriores, Sudáfrica, México y Rusia, entre otros destinos. A la vez, en los próximos años quieren superar el máximo que llegó a moler la gestión anterior, que era de 30 millones de kilos.

Kirstich explicó que la decisión de comprar esta bodega se dio a mediados del 2023. Visitaron la mostera ubicada en San Martín primero pensado en comprar la maquinaria. Esto fue después de que la firma japonesa Kataoka hubiese anunciado el cierre. Cuando visitaron la fábrica, los planes cambiaron. “Cuando nos sentamos a hablar pensamos, ¿por qué desarmar algo que está funcionando? Porque si nos llevábamos las máquinas la parte edilicia queda sin valor”, recordó. A partir de ahí entraron en negociaciones finalmente en enero cerraron el trato y compraron el 100% del paquete accionario de JVA, nombre que van a mantener.

Durante los últimos meses hicieron trabajos de mantenimiento y mejoras, ya que quieren implementar normas de calidad internacional. El objetivo de la nueva JVA es empezar haciendo mosto sulfitado, comprándole a productores cercanos. Kirstich confirmó que ya estuvieron en contacto con viñateros de la zona. En la primera temporada quieren moler entre 20 y 25 millones de kilo de uva, lo que los ubicaría como una mediana empresa dentro del sector. Es cerca de un cuarto de la producción de Peñaflor, la mayor productora.

La metodología de trabajo, dijo, es similar a la que ya implementaron en Mendoza con la producción de vinos y espumantes. “Queremos integrar la cadena de valor, con un producto de calidad”, dijo y agregó que buscan “crear alianzas estratégicas con empresas de primera”. Este mismo modelo es el que usaron en Mendoza, donde están asociados y elaborando junto a otras firmas líderes. Además, contó que quieren trabajar distinto con los viñateros. “No quiero cambiar la industria del vino, pero sí extrapolar el modelo que usamos antes y generar, por ejemplo, contratos a cuatro o cinco años, que le den previsibilidad al productor”, explicó. Esto implicaría una mejora en la actual situación de la cadena de valor, que critican que hay pocos compradores de uva y falta de trabajo a mediano y largo plazo. Este cambio, dijo el mendocino, permitirá también una mejora de sus proveedores.