La foto de una botella de vino tinto de la marca sanjuanina Alma Mora que dice “Origen Chile” revivió la polémica por la importación de productos vitivinícolas. Esto es el reflejo en las góndolas de una importación de casi 4,4 millones de litros de tinto a granel entre enero y mayo. Se trata de la mayor cantidad que ingresó de otros países en los últimos 7 años. Con un clima político distinto, esta vez hubo actores del sector viñatero que aceptaron la situación sin quejas tan duras como en ocasiones anteriores.

El grueso de la importación fue de vinos chilenos, según reportó el INV en el último informe, que registra desde enero a mayo. En total ingresaron 4.388.500 litros, de los cuales 4.285.500 eran a granel y 3.400.000 de estos, tintos. El 98% del total llegaron de Chile y los restantes litros, todos fraccionados, eran de ocho países, entre ellos España, Bélgica e Israel. En cambio, del país trasandino ingresaron a granel 4.300.700 litros de tinto no varietal. El grueso de la compra fue para San Juan: acá llegaron 3.008.000 litros de tinto no varietal.

En comparación con importaciones que venían dándose años anteriores, este fue el mayor volumen que entró al país en los últimos siete años. Fue un 381% mayor que en 2023, cuando compraron 809.000 litros. Los años anteriores, los ingresos al país en litros fueron 485.000 en 2022, 325.300 en 2021, 250.500 en 2020, 247.900 en 2019 y 2.624.300 en 2018. Los dos años más altos de la década fueron 2017, cuando compraron al exterior más de 80 millones de litros y el 2016, cuando adquirieron 9,3 millones de litros.

Si bien el valor de los primeros meses del año fue mayor, no hubo una respuesta tan fuerte de parte del sector productivo. El presidente de la Mesa Vitícola, Pablo Martín, aseguró a DIARIO DE CUYO que “se trata de las nuevas reglas de juego” que plantea la política nacional y que si el efecto es menor en los productores. El viñatero agregó que esperan que una vez que se ordene la macroeconomía, puedan competir con los productos vitivinícolas del exterior en igualdad de condiciones. Además, opinó que en la actualidad no están tan lejos de lograrlo, ya que encuentran alentador el resultado de las exportaciones. “Lo que se importó fueron 4 millones de litros, pero en exportaciones en un mes estamos entre 17 y 20 millones de litros”, aseguró. Otro punto que agregó es que la importación tuvo que ver con que “no encontraban la calidad que necesitaban”.

Para el viñatero no debería haber un impacto en el largo plazo si continúa la desregulación del sector. Explicó que el precio en Chile, principal vendedor a la cadena argentina, están subiendo. Si esto se acompaña con “baja del impuesto país y con que se le quite presión al productor local”, los precios argentinos serán mejores que los trasandinos.

Quien no se mostró tan positivo en cuanto a un impacto moderado o bajo fue el presidente de la Cámara de Bodegueros, Gustavo Samper. El empresario dijo que el volumen ingresado no es el mayor problema, sino que le preocupa cómo ya está impactando en las bodegas trasladistas, las pymes de la cadena. “Esto plancha el mercado del vino, porque las grandes bodegas no están comprando a los locales”, explicó. Para el también vice de la Coviar, esto se traduce en que algunas empresas están financiándose a través de ofertas o vendiendo sus productos a precios más bajos, por la falta de demanda de parte de los grandes actores del mercado.

Otro punto que remarcó Samper en el actual escenario, es que “en la cadena vitivinícola lo más importante es el equilibrio de stock”. Remarcó que no tiene sentido que se importara vino cuando hay existencias, por lo que no descartó que sea una maniobra para deprimir los precios. En la actualidad, también según el INV, solo san Juan tiene más de 75.800.000 litros de vino tinto. Para el bodeguero, otro problema que puede acarrear este desequilibrio es que el próximo año baje el precio de la uva.