Fe&Ro, una de las empresas proveedoras de Veladero, empezó porque las hermanas Fernanda y Romina Illanez querían tener independencia económica y en la minería vieron un rubro donde podían crecer. Para emprender usaron sus sueldos en relación de dependencia, la primera en una planta de combustible y su hermana en la mina. Hoy tienen una empresa con 60 trabajadores a cargo y el orgullo de ser las primeras emprendedoras de Iglesia que ganaron una licitación. Para ellas, hay dos ejes centrales en su historia: que lograron abrir una puerta nueva a la comunidad y el objetivo de un trabajo humanizado y empático, que para ellas es una característica femenina que suman al mundo minero. Su historia sintetiza el espíritu del Día de la Mujer en la Minería, que se celebra hoy.
Las hermanas vivieron toda la vida en Iglesia y desde que empezó Veladero vieron la oportunidad. Vienen de una familia de 5 hermanos, de padre celador y madre ama de casa. Los tres hijos mayores no siguieron estudiando y empezaron a trabajar desde jóvenes, entre ellos Romina y Fernanda. Ahora, contó la primera, que es también la mayor de todos, “mi papá tiene una casa en un barrio gracias a lo que trabajamos, mis dos hermanos menores siguieron una carrera universitaria, todo eso es lo que nos da más orgullo”.
La lista de tareas que realizaron en estos años las hermanas, antes de iniciar Fe&Ro, es extensa. Romina trabajó en Veladero, en la misma área donde luego ganaron la licitación: los almacenes. Lo que hacen es recibir todo lo que llega a la mina, desde maquinaria a alimentos, trasladarlo, mantener las condiciones de seguridad y luego distribuirlo. Fernanda trabajó en una planta de combustible, uno de los proveedores más grandes que tiene el proyecto, y si bien no subía a la mina, conoció las metodologías de “las grandes empresas” en relación a sus trabajadores. Hoy es la gerenta de Recursos Humanos además de propietaria.
Con el tiempo, las hermanas decidieron que querían empezar algo propio. Fernanda empezó a formarse en la que hoy es su área y Romina se interesó por formas de inversión. El primer contrato que tuvieron en un emprendimiento propio fue de servicio de camionetas que alquilaban. “No teníamos para comprar las propias, pero nos diferenciamos por un buen servicio. Cuando se empezó a saturar el mercado, pensamos en cambiar y ahí surgió lo de los almacenes”, contó la mayor.
El camino de Fe&Ro empezó en las capacitaciones y las áreas de comunidades de la empresa. “Yo iba dos o tres veces por semana, para desde la empresa nos pudieran ayudar a emprender”, contó. Aprovecharon capacitaciones, programas de desarrollo y empezaron a trabajar con el nuevo sueño en vista: ganar una licitación.
El momento llegó en 2017. La empresa cumplía con los requisitos de calidad de servicio, responsabilidad empresaria y capacidad de trabajo. Se presentaron en el proceso y le ganaron la licitación a una empresa del Gran San Juan que antes estaba prestando ese servicio. Fue la primera vez que un emprendimiento fundado por mujeres iglesianas llegaba a este lugar. Están a cargo del almacén de Tudcum y también el que está emplazado en la mina. Tienen 60 trabajadores con un porcentaje alto femenino en la gerencia, aunque la mayoría son hombres en las áreas operativas.
Hoy transitan un camino de mejora continuo y tienen un rasgo que dice que las diferencia: trabajan en las habilidades blandas de los trabajadores. “Nosotras sabemos que todos suben a Veladero con una historia, con familia, con problemas”, contó Romina. Por eso hacen tareas para mejorar el manejo de la ansiedad, transitar las emociones, buen clima grupal. Esto es una novedad para muchos de sus trabajadores, que están en la loguera encargados de mover varias toneladas de herramientas con un autoelevador. Pero, aseguraron, esto genera “operarios de alto rendimiento, con menos ausentismo, más seguridad”.
Para ellas, trabajar en la minería fue transformador y también para sus familias. Pero, además, dicen, aportan una mirada distinta al sector. “Al principio sufrimos machismo, reuniones donde estábamos, pero no nos escuchaban”, recordó. Hoy, con un sector minero que se esfuerza por sumar mujeres, tanto empresarias como operarias, creen que es una gran oportunidad para las iglesianas. “No nos olvidamos de lo que le podemos aportar a la industria como mujeres, que es importante”, cerró Romina.