El año hídrico apunta a ser mejor que otros, gracias a las nevadas y las condiciones de frío en la Cordillera de los Andes. Si bien el inicio de los temporales en abril fue auspicioso y eso generó expectativas, las precipitaciones fueron irregulares. Agosto inició con una buena noticia: una nevada que consideran de moderada a buena, que llegó más al norte que otras. Esto refuerza el plan oficial de usar todo el recurso que se pueda para mejorar el nivel de los embalses, que llevan años por debajo del mínimo de seguridad. Lo que resta del mes y septiembre serán claves, ya que todavía pueden cambiar los valores que definirán el pronóstico que debe hacer Hidráulica.

El viento Zonda que empezó el pasado 2 de agosto fue de los que se traducen en nieve en la Cordillera de los Andes. Las imágenes satelitales mostraron, luego de que se despejaran las nubes, un manto blanco que cubre desde la cuenca del Río San Juan hasta la del Río Jáchal. Esto ya es una perspectiva mejoradora respecto a otros temporales que hubo durante el año, ya que no todos llegaron al norte.

Germán Poblete, climatólogo, definió este episodio como una nevada “moderada”, por lo que se puede apreciar. En el último informe de la Secretaría de Agua y Energía, detalló que en una de las estaciones, identificada como Pato Norte, el 5 de agosto se habían acumulado 30 centímetros de nieve. En esta, a lo largo de la temporada se ve como la acumulación varía en las mediciones semanales, donde el nivel tiene picos y luego baja.

A pesar de las circunstancias mejores, tanto Poblete como el Secretario de Agua y Energía, David Devia, insistieron en que todavía falta para saber cuál será el prónostico. Con esta medición, que se hace a finales de septiembre, tomarán las decisiones más importantes sobre riego y reservas. Aun así, el funcionario aclaró que sigue siendo prioridad este año recuperar las reservas de los embalses, que llevan años en negativo. Esto, explicó, es clave para el futuro porque está previsto que en uno o dos años más vuelva a iniciar un ciclo seco, que no se sabe si será tan grave como el que está terminando.

Los cambios en las condiciones son la clave de por qué todavía no se sabe si será una temporada muy buena o una moderada. Poblete explicó que se trata de un año inestable, con altibajos entre buenas noticias y otras no tanto. En abril hubo un temporal de importancia, lo que elevó las expectativas. En mayo se ralentizó la caída de nieve, con un solo temporal el 20 de este mes que fue “bastante interesante”.

Tras esto, el mes de junio fue la estrella de lo que va de la temporada de nevadas. Durante este mes, enumeró el climatólogo, hubo temporales grandes el 11 y luego el 19 de junio, acumulando una buena cantidad de nieve. En lo que registran las estaciones de Hidráulica también se ve en estos días el pico de mediciones: en Calderón registraron 110 centímetros de nieve el 15 de este mes y en Patos Norte 30 centímetros el 14.

La mala noticia la dio julio, cuando según Poblete no hubo temporales de importancia durante los 31 días del mes, al menos no para cubrir una gran superficie de la cordillera. Esto se revirtió recién este mes, pero algo que marca una diferencia entre este año y los anteriores, es que la nevada del pasado 2 de agosto cayó sobre los restos de nevadas anteriores. Mientras temporadas atrás entre uno y otro evento buena parte de la cobertura blanca se perdía por acción del sol y el viento, este año no sucedió tanto. Mayo se caracterizó por muchos días nublados y julio tuvo una ola polar de importancia, esto aporta a un mejor pronóstico hídrico.

Cobertura de la nieve, en imagen satelital

En la primera imagen, se puede ver la acumulación de nieve que había el 5 de agosto de 2023, cuando se había disipado buena parte de una nevada que hubo semanas antes. La segunda imagen es del 7 de julio de 2024, el mes con menos temporales de lo que va de esta temporada fría, pero donde se conservaba la del 20 de junio. La última foto satelital corresponde a la cordillera ayer mismo, con una cobertura importante desde el Sur al Norte provincial, que cayó sobre la nieve anterior.