A pesar de que este invierno los sanjuaninos están sufriendo un invierno intenso, con heladas, para el campo el escenario es alentador. De acuerdo a los datos del Servicio de Agrometeorología de la Estación Experimental Agropecuaria San Juan del INTA hasta el momento, y por tercer año consecutivo, se ha registrado un acumulado suficiente de las horas de frío que necesitan los cultivos de la provincia para gozar de buena sanidad y productividad en la época estival. Años atrás no sucedía esto y los productores estaban preocupados porque cuando no hace frío suficiente las plantas no liberan las hormonas que son necesarias para la brotación y eso es perjudicial posteriormente para la campaña de producción.

Según informó Sonia Silva, a cargo de relevar y difundir este servicio en el INTA, entre el 23 de mayo pasado, cuando ocurrió la primera helada en la provincia, y el 7 de julio pasado, se han contabilizado 521 horas frío. Esa suma esta un 7,2% por encima de las 486 horas frío el año pasado a la misma fecha. La cantidad de horas frío se cuentan por el tiempo que el termómetro está por debajo de los 7,2´C.

Para la mayoría de los cultivos sanjuaninos con las heladas que cayeron hasta el momento ya tienen asegurada una buena productividad, especialmente los frutales (los de carozo), como damasco, ciruela y durazno. Las vides, que ocupan la mayor superficie en la provincia, también están bien, porque aunque aun hay algunas variedades que precisan acumular un poco más de frío, como son las de vinificar, aún queda bastante invierno y a este ritmo los especialistas no dudan que al terminar la temporada lo habrán alcanzado con holgura. No obstante, las preocupaciones en el campo nunca se acaban. Es que si llega a ocurrir un exceso de bajo cero, es dañino; como también si el clima de repente se torne cálido por la presencia de vientos Zondas por un lapso prolongado, las plantas broten antes de tiempo y luego una helada tardía las queme.

La cantidad de horas frío anticipan cómo vendrá la producción y cosecha en el agro

El ingeniero agrónomo Hugo Carmona, actual vicepresidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, explicó que fisiológicamente los cultivos y el arbolado público, cuando llega el otoño, "entran en dormancia": se caen las hojas (salvo los olivos) y las hormonas de la dormición hacen que tengan actividad mínima. ""Para que ese nivel de hormona pueda irse eliminando y la planta sepa que es hora de volver a brotar necesita acumular horas de frío, con temperaturas por debajo de los 7 grados Celsius".

Hay una escala de cultivos que necesitan más o menos horas de frío. Por ejemplo, un manzano o peral necesita cerca de 1.000 horas de frío, por eso se plantan en zonas altas y cordilleranas. En el caso de los almendros, requieren sólo 400 o 500 horas, dependiendo de la variedad. Respecto a las vides, el especialista indicó que las variedades de uvas para pasas o de consumo en fresco (Sultanina, Flame y Fiesta) necesitan entre 250 y 500 horas de frío, en cambio las de vinificar requieren más de 600 horas. Carmona explico que el problema que se puede presentar en los cultivos que ya tienen el frío suficiente, es que apenas hayan condiciones de calor puede querer brotar. ""Las uvas de mesa y las de pasas son las que brotan primero y las que mas daños pueden tener", dijo. Agregó que si viene un viento Zonda, esto hace que la planta pueda brotar con anterioridad y después vienen las heladas tardías y lo perjudican mucho. Las horas de frío cada temporada se empiezan a contabilizar a partir de que la temperatura en el campo desciende por debajo de los 7 grados. Los técnicos del INTA están atentos a ese fenómeno porque permite anticipar cómo vendrá la producción y cosecha de los distintos productos. Cuando no hay suficientes horas frío suele suceder que los cultivos brotan en forma despareja, y eso significara una menor producción.

En los casos extremos, de muchas horas por debajo de los 7 grados, se ven afectadas las hortalizas de hoja y también algunos viñedos. Carmona destacó que siempre existieron inviernos rigurosos, pero en los últimos años son más cortos y más intensos, por el cambio climático.

Importancia

Desde que las plantas y cultivos pierden sus hojas, empiezan a transitar un ciclo en el que se duermen y deben acumular determinada cantidad de horas frío para despertarse. Por eso en el INTA están atentos a esos registros.

 

En Pocito

Un estudio de la UNSJ indicó que la frecuencia de heladas es de 31 días en el año, con años extremos (2004 y 2008) que sólo ocurrieron en 18 días, y en 2009 y 2013, con 36 días. La máxima cantidad de heladas en un año fue en 1988, con 59.