En momentos donde la vitivinicultura sanjuanina ha tenido un freno en su crecimiento territorial en los últimos 10 años, las variedades de uvas para pasas son de las que más han crecido en superficie. El ejemplo más saliente se lo lleva la Flame, que acaparó un aumento del 542,9 por ciento o la Fiesta, que de prácticamente no tenerse registros en el año 2000 hoy es una de las vedettes. La Superior no se quedó atrás y arrastró un incremento del 13,5 por ciento, según precisó el último Censo Vitivinícola que realizó el INV. Este fenómeno explica el buen posicionamiento que tiene San Juan en este rubro, ya que despunta el privilegio de ser el principal exportador de pasas de uva, con el 95 por ciento de la porción nacional del mercado.

Otro síntoma que deja a la luz que la pasa es un nicho comercial cada vez más tentador, es la reconversión que hicieron muchos viñateros que se cansaron de los bajos rindes de las uvas finas y después de varios años vuelven al ‘’primer amor’’, las uvas de rindes extraordinarios.

Desgranando los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, la Flame pasó de tener 489 hectáreas en el año 2000 a la friolera de 3.187,5 hectáreas ahora. Este salto, entre otras cosas, se explica porque se trata de una variedad sin semilla y de excelente productividad, por lo que la ecuación para los elaboradores de pasas es óptima. En tanto, los números de la variedad Superior señalaron que de tener un ‘’piso’’ fuerte una década atrás de 2.695,5 hectáreas de superficie implantada, pasó a 3.065,1 hectáreas. En el caso de la Fiesta, que el INV la ubica como ‘’otras variedades’’, la superficie se ubica sobre las 500 hectáreas.

‘’Mientras que el mercado siga respondiendo y los costos no nos ahoguen, la uva para pasa es un muy buen refugio en momentos donde la rentabilidad está muy acotada’’, explicaron por lo bajo desde el INV. Así las cosas, el crecimiento de la superficie de uvas destinadas a pasas no parece tener un freno, al menos en lo inmediato, sostienen desde el sector productivo sanjuanino.

Por otra parte, en el caso de las uvas para vinificar, el crecimiento en las finas estuvo marcado desde inicios de este siglo a esta parte por la buena performance de las variedades Bonarda (+47,2 por ciento), Suavignon (58,4 por ciento), Merlot (24,5 por ciento), Chardonnay (17,5 por ciento) y Malbec (+72,8 por ciento).

Por los viveros

El furor de las uvas para pasa parece instalarse y el fenómeno se aprecia en los viveros sanjuaninos que el año pasado despacharon miles de plantines de vid de variedades para este fin. Las que se destacan son la uva rosada Flame y la blanca Fiesta, ambas sin semilla y muy productivas, que sirven también para uva en fresco de exportación.

‘’El rendimiento de estas variedades te garantizan kilaje y parrales cargados, que suman y mucho a la hora de sacar la ganancia ‘fina’. Es parte de este cambio que se evidencia en donde las uvas finas van quedando de lado y el productor apuesta por variedades de mejores rindes’’, explicó un empresario que tiene un vivero en Pocito. Así y todo, este vuelco a las uvas comunes necesitará su tiempo para revertir la caída que tuvieron en la última década.