El 63% de la economía de San Juan se funda en el sector privado. Así lo consigna la conformación del PBG, Producto Bruto Geográfico de la provincia, en el ejercicio 2014. Cabe aclarar que algunos datos son todavía estimados o proyectados, visto que aún resta un mínimo de cifras por recoger. Igual, nada variará demasiado. El PBG suma la totalidad de los valores agregados locales, es decir, ni más ni menos que la riqueza que hemos sido capaces de crear en un año. Este tipo de estudios interesa para saber si nuestra economía es sustentable, si va o no por buen camino. Para ello conviene dejar de lado miradas turbadas por la circunstancia, que muchas veces nubla el razonamiento. Es lo que justifica la creación de una oficina como la de Ricardo Luque en que los técnicos no estén acuciados por la presión de la gestión diaria y puedan dedicarse a analizar, pensar y planificar con plazos medianos y largos, alejados también y sobre todo, de la presión electoral. Se entiende por sustentable algo que se pueda mantener en el tiempo al menos en los grandes trazos, admitiendo, claro está, las naturales variaciones de diferentes coyunturas. Si las condiciones de sustentabilidad no se dan, hay que idear correcciones con tiempo para que luego no sea necesario hacerlas de prepo, a las apuradas y casi siempre mal. Quien dijera que todo depende del Estado no estaría en lo cierto. Quien afirmara que el Estado es muy importante estaría en lo correcto porque quienes gobiernan en las distintas jurisdicciones y poderes, toman decisiones por más de un tercio del total, 36.98%. De todas maneras, la fuerte participación del Estado que se fondea con una creciente presión impositiva, parece ser un problema de la era, que tiene su muestra más evidente en los países desarrollados. Para calcular si la proporción aquí es la correcta se puede comparar con la Nación, que está participando en un 50% en la economía del país. Dicen los expertos que eso no se puede sostener. Deberíamos concluir entonces que San Juan está en el extremo superior de un equilibrio entre privado y público, pero que el equilibrio no se ha roto.

Es claro que de haber continuado la fuerza que traía la explotación minera incluyendo Pascua Lama y El Pachón, el porcentual relativo del Estado habría descendido violentamente. Pero aún estamos bien si no se cede a la tentación de aumentar la proporción del gasto. A esta altura y habiendo terminado la época de la promoción industrial que trajo no sólo inversiones sino otro nivel de gerenciamiento y knowhow de negocios, nadie puede negar que el sistema fue bien aplicado. La industria manufacturera ocupa cómodamente el primer lugar entre las generadoras de riqueza aunque impulsada en los últimos años por la minería. Una muestra clara de esta situación es que, si quitamos la minería, la industria igual creció en 2014 cerca del 6% (5,74%) y su participación sigue siendo porcentualmente superior a la minería de metales. Así, el 15.63% del total proviene de las fábricas. Otro sector vigoroso es el financiero, que ha crecido de manera notable desde aquella época de un banco provincial de fomento que perdía plata y al cual se sumaban el Nación y tímidamente algunos privados con poco movimiento. Los bancos hoy se ubican también arriba aportando el 15,44%. Si cerráramos el número agregando la construcción (9,30%), ya estaríamos hablando de casi el 80% por ciento del total de la economía real de San Juan. Dicho de otra forma, Estado más industria más bancos más construcción, 77,35%.

¿Asombro? Hay más. De los nueve rubros considerados, el agro ocupa el sexto lugar con el 6,38% detrás y alejándose de comercio restaurantes y hoteles que exhiben un 7,58%. Ha quedado para el campo la historia de un pasado fundacional que merece respeto, pero su contribución es cada vez menor a medida que pasa el tiempo. Tiene la ventaja de producir bienes renovables a diferencia de, por ejemplo, la minería, cuyos yacimientos se agotan aunque el proceso minero apenas empieza y la cordillera es amplia y generosa. No obstante es evidente su retroceso y el abandono de miles de hectáreas de cultivos cedidas ahora a barrios y loteos para viviendas, es decir, a la construcción. Cierran la tabla de esta suma de riqueza los servicios de electricidad, gas y agua con el 4,81%; transportes y comunicaciones 3,45% y canteras con apenas el 0,42%.

Resumiendo, volvemos al principio. La mayoría de la riqueza de la provincia está gestada y controlada por el sector privado, el Estado es muy importante y cuatro sectores, Estado, industria, bancos y construcción representan casi el 80% del total.