Este martes, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, presentó el proyecto de reforma tributaria que tiene como objetivo bajar gradualmente los impuestos a las ganancias corporativas. Ante ese primer panorama sobre la posible reforma, y dejando de lado el impuesto al vino que afecta directamente a la provincia, los economistas sanjuaninos Eduardo Coria Lahoz y Ana Kulichevsky, hicieron un primer análisis ante las consultas de DIARIO DE CUYO.
Eduardo Coria Lahoz
“En términos generales veo lo que se propone como algo positivo. Creo que se cumple con la idea de sacar impuestos distorsivos en sectores de la economía.
Un punto importante es la eliminación de los aportes patronales para los sueldos inferiores a 10.000 pesos, que son entre el 80 y el 90 por ciento de los salarios en negro. Es decir, esto provocaría el blanqueo de entre el 80 y el 90 por ciento del trabajo informal. Creo que este es un tema fundamental, porque aunque no implica más ingresos, sí tiene que ver con la dignidad de los trabajadores jóvenes, de aquellos que recién ingresan al mercado laboral, de los ayudantes de pequeños comerciantes. Implica que van a tener aportes jubilatorios, obra social. Creo que es un salto muy importante a nivel cualitativo.
En cuanto al consumo, sacando la influencia que tendrá en San Juan la carga impositiva al vino, creo que no afecta al consumidor, porque se está aumentan el gravamen de productos que no son de primera necesidad.
Por otro lado es beneficioso para las Pymes, ya que permitiría la reinversión de la alícuota impositiva. Esto directamente se traduce en generación de nuevos puestos de trabajo.
Es decir, si bien aún no se conocen los detalles y esto después será debatido y modificado por los legisladores, hasta el momento no lo veo inconsistente con el resto de las medidas que se viene adoptando. Hay que ver cómo quedará la norma luego del tratamiento en el Congreso”.
Ana Kulichevsky
“Salvo la conferencia de prensa del Ministro de Hacienda no hay mucho más material. Hasta el momento veo que no hay reforma sustancial en relación a reducir los impuestos distorsivos.
Por ejemplo, el impuesto a los cheques, que es un impuesto insólito, de emergencia, en realidad no se ha tocado. Decir que se va a tomar como crédito fiscal es decir ‘te lo devuelvo algún día, pero pagalo’. Durante un periodo inflacionario, que vamos a seguir teniendo de un dígito y un poco más, que te lo devuelvan después de un año de un periodo fiscal es más o menos seguir cobrándolo.
A su vez, las desgravaciones impositivas para inversiones que se proponen tampoco son gran beneficio. Dan lugar a que algunas medianas y grandes empresas puedan aprovechar, pero a la pequeña empresa no le modifica sustancialmente su decisión de inversión.
El IVA es otro impuesto que ha estado ausente y es lo que esperamos todos, una reducción importante en ciertos bienes críticos tanto en el consumo con en la producción.
Por el otro lado, piden una reducción de los ingresos brutos. Pero esa es una decisión de los poderes ejecutivos de las provincias, entonces el Ministro de Hacienda solo puede dar directivas.
En torno al mínimo imponible para los sueldos, que está alrededor de los 10.000 pesos, hay que tener en cuenta que no hay ningún sueldo básico que esté en esos montos. Por ejemplo, el sueldo básico de un empleado de comercio está alrededor de los 19.000 pesos, ese comerciante no va a poder blanquear a su empleado y tener los beneficios de no hacer los aportes patronales.
Yo hubiera esperado medidas más concretas, más consistentes, a más largo plazo. Tengo miedo que en la negociación política salgan las leyes todavía más distorsionadas de lo que puede ser un decreto del Poder Ejecutivo. Estoy un poco decepcionada, porque a mis cálculos esto puede beneficiar a solo un 10 por ciento de la masa contributiva del país".