Un informe oficial elaborado por el Instituto Nacional del Agua Subgerencia Centro Regional de Agua Subterránea (INA SCRAS) para el Ministerio de Obras Públicas de San Juan reveló entre los datos más destacados que de continuar la extracción sin control de agua de los acuíferos subterráneos las reservas alcanzarán para los próximos 12 años y después se agotarán. Ese panorama se dará siempre y cuando no mejoren las condiciones de recarga de las cuencas, por ejemplo con mayor precipitación nívea en el invierno. Además, el estudio, fechado en marzo de este año, señala que hasta el 2021 estaban disponibles en el Valle de Tulum las reservas más bajas de los últimos 54 años, desde 1967, cuando empezaron a hacerse las mediciones, hasta el año pasado. En el 2021 habían 7.142,85 hm3, contra 8.515,25 de 1967 (ver infografía).
El informe tiene como autora a Patricia Luna, al frente de un equipo de profesionales del organismo, que está encabezado ahora por Raúl Tello, como subgerente regional. Fue presentado en la segunda reunión de la Mesa del Agua, el jueves 10 de marzo.
El trabajo está titulado "Evolución del Estado Hidrológico de la Cuenca de Agua Subterránea del Valle de Tulum" y fue confeccionado tras un relevamiento en 13 departamentos de la provincia, Capital, Rivadavia, Santa Lucía, Rawson, Pocito, Chimbas, 9 de Julio, Albardón, Angaco, San Martín, Caucete, 25 de Mayo y Sarmiento.
En el informe se describe que el Valle de Tulum aloja un sistema acuífero cuya superficie aproximada es de 3.233 km2 y que presenta dos tipos de acuíferos, uno libre y el otro semiconfinado. El primero comprende una superficie de unas 30.000 ha, que coincide con el abanico aluvial antiguo del Río San Juan y constituye el área de recarga natural principal de la cuenca. El resto es semiconfinamiento.
A los efectos del informe, para el área del acuífero libre relevaron 1.227 perforaciones, mientras que para el área de acuífero semiconfinado se consideraron registros de 2.745 perforaciones. En el primero se encuentra mayoritariamente bajo explotación hasta una profundidad de 130 metros. El acuífero semiconfinado se encuentra mayoritariamente bajo explotación hasta una profundidad de 350 metros.
Ramiro Cascón, secretario del Agua y ahora a cargo del Departamento de Hidráulica tras la renuncia de Oscar Coria, habló de la necesidad de hacer un relevamiento de las perforaciones existentes, para lo cual están trabajando con las universidades. "Es que si abusamos del recurso subterráneo vamos a tener problemas", aseguró el funcionario.
Según fuentes privadas, se estima que hay unas 8.000 perforaciones en la provincia, pero el problema es que no están todas autorizadas. "Hay que ver si están todas y en qué condiciones", sostuvo el secretario. Advirtió que el problema de que las napas sigan bajando será que, mientras las mayoría de los pozos están entre los 15 a los 30 metros de profundidad, deberán bajar las bombas y agregar caños. "Eso significa más costos y aumentar el valor de la energía para el bombeo", explicó. Por eso fue que habló de llevar adelante un balance integral de las reservas hídricas.
Según el informe, el sector semiconfinado aloja gran parte de las reservas explotables totales estimadas para el conjunto del acuífero, representando en promedio un 83% de las mismas. Por su parte el sector libre del acuífero contiene en promedio el 13% restante de las reservas explotables totales estimadas.
De las estimaciones realizadas, la menor reserva explotable estimada corresponde al año 2021. En porque las reservas totales alcanzaron el año pasado 7.142,85 hm3, contra 8.515,25 de 1967, cuando se empezaron a hacer las mediciones.
Profundidad
30 Es, en metros, la profundidad máxima en la que se encuentra la mayoría de las perforaciones en la provincia, según calculan en la Secretaría del Agua. Bajar las bombas a más profundidad significará un mayor costo, no sólo en la tarea, sino después en la energía para bombear el agua. Por eso la intención de controlar la cantidad de perforaciones que hay.
- Almacenamiento y la descarga
Según el informe del INA SCRAS, el almacenamiento de un acuífero es consecuencia de la recarga que ha recibido, de su descarga y de la condición de almacenamiento inicial. En el Valle de Tulum, el almacenamiento se debe, entre otras causas, por infiltración en el lecho del Río San Juan, a lo largo de la red de canales no impermeabilizados e infiltración en el área cultivada, además de las lluvias.
En lo que respecta a la descarga del acuífero del Valle de Tulum corresponden a: bombeo (extracción de agua subterránea por perforaciones), surgencia (salida natural de agua subterránea en perforaciones) y salidas subsuperficiales (egreso de agua subterránea en el sector sur del Valle de Tulum).