Por segunda temporada consecutiva no se harán las veranadas, una actividad en la que el ganado chileno viene a pastar a los valles calingastinos con el pago de un canon. La disposición, que ya fue comunicada a las autoridades de la Cuarta Región del vecino país, significará que dejarán de ingresar a las arcas provinciales unos 13,6 millones de pesos. Y se tomó porque, debido a las escasas nevadas registradas en la zona, hay menos pasturas y se quiere postergar el ingreso de animales para que se recuperen, según dieron a conocer fuentes del Ministerio de Gobierno.

Ya la temporada pasada se había suspendido la actividad luego de que se registrara un aumento de casos de covid-19 de ambos lados de la cordillera y para evitar contagios incluso de nuevas cepas del virus que habían empezado a aparecer. Si bien esa fue la razón principal, ya había estado presente el tema de la escasez hídrica, al punto que un comité de expertos había aconsejado que no se realizara la actividad por la falta de agua y se aplicó a la espera de que se recuperaran los humedales. Pero este año incluso se han registrado menos precipitaciones níveas. Por eso fue que un comité integrado por la Secretaría del Agua, Hidráulica, Gendarmería Nacional, Aduana, Migraciones, el INACRAS, Senasa, INTA, Secretaría de Medio Ambiente y la Secretaría de Relaciones Internacionales del Ministerio de Gobierno, aconsejó postergar la actividad. Incluso el comité tuvo en cuenta un estudio del INTA que recomendó suspender la actividad para que se recupere la vegetación.

Haciendo un análisis del impacto económico de la disposición, se toma en cuenta que por cada caprino, que iban a ser 20.000, y de acuerdo a lo estipulado otros años, estaba previsto cobrar 5,50 dólares y por el ganado mayor, sobre todo vacunos, a razón de 700 cabezas, 25 dólares por cada uno. Así se trata de 127.500 dólares. Según la cotización de la moneda estadounidense de ayer en el Banco Nación, a razón de 106,75 pesos, iban a ser 13,6 millones de pesos, que ya no ingresarán a las arcas provinciales.

La actividad iba a tener lugar desde el 1 de enero y hasta el 31 de marzo. Y otros años se había autorizado el ingreso de hasta 50.000 animales.

La noticia de la decisión de suspender las veranadas para esta temporada no cayó bien en Chile. Según publicó el diario El Día, la gobernadora regional, Krist Naranjo, habló de elaborar un plan para ir en apoyo de los crianceros. Y los alcaldes de las comunas más afectadas, como representantes del mundo campesino, pidieron que se genere un programa de ayuda de forma urgente ante unos meses que se avecinan especialmente duros para el sector.

Las veranadas constituyen una actividad que viene desde hace muchos años, en la que los crianceros, sobre todo caprinos de la Cuarta Región de Chile, cruzan a territorio argentino, en el caso de la provincia a los Altos Valles de Calingasta, para que sus animales pasten en temporada estival en la cordillera argentina.

Esta práctica del pastoreo trashumante la realizan los crianceros desde hace más de 300 años. Las veranadas que se desarrollan en estas praderas, alimentan una gran cantidad de ganado (principalmente caprinos, pero también de otro tipo) en temporada estival, cuando en los sectores costeros y de media montaña de la región de Coquimbo cesa la productividad de las praderas naturales.

En el 2013 se realizaron los primeros encuentros binacionales, entre autoridades de Argentina y de Chile, tendientes a regular de manera oficial el ingreso del criancero chileno y su ganado a territorio argentino. Así fue que hubo un acuerdo y la actividad quedó regulada a partir del 2014. Incluye el pago de un canon por cabeza de ganado que ingresa a los valles calingastinos y bajo la supervisión de efectivos de la Gendarmería Nacional y con el control del Senasa, para evitar contagios de enfermedades que puedan traer los animales.

 

  • Agua para consumo humano, en riesgo

La decisión de no permitir el ingreso de ganado chileno a pastar tiene lugar cuando San Juan está atravesando por una grave crisis hídrica, al punto que desde el Departamento de Hidráulica han advertido que no se puede seguir sacando agua de los diques porque estará en riesgo para el consumo humano.

La noticia se conoció cuando los regantes están reclamando más agua para regar sus cultivos y han pedido que se utilice la que acumulan los diques de la provincia, es decir Caracoles, Punta Negra y Ullum.

Pero en Hidráulica, según las cifras que tienen, han dado a conocer que los embalses deben tener una cantidad mínima de agua, frente a la posibilidad de que haya un sismo o de que se produzca el ingreso inesperado de agua por una creciente. Por ejemplo, en el caso del Dique de Ullum, una entrada no prevista de agua podría tapar el descargador de fondo, un elemento de seguridad de la propia presa. Así, la crisis hídrica afecta a distintos sectores.