Con el recuerdo todavía fresco de lo que fue el corralito, la restricción a la posibilidad de disponer del dinero a miles de ahorristas, y con el miedo a que los vaivenes económicos generados por las elecciones pueda llevar a que se repitan ese tipo de medidas, creció el uso de las cajas de seguridad en la provincia. El fenómeno se profundizó después de las PASO de agosto al punto que, según un relevamiento en entidades bancarias locales, quedan muy pocas disponibles y hasta hay listas de espera para cuando haya algunas vacantes.
Según las consultas a fuentes del sector, sólo el San Juan, el Nación, el Francés y el Galicia tienen cajas de seguridad para sus clientes, con costos que van desde los 784 pesos mensuales, como en el caso del Nación, hasta 4.113 pesos mensuales, como en el San Juan. A estos montos hay que agregarles el 21% de IVA. Pero sólo en el San Juan quedaban algunas disponibles, exclusivas para clientes con antigüedad en la entidad. En el Nación y el Francés no había disponibilidad y en el Galicia no se pudo confirmar.
La ventaja de contar con un cofre, como también se les llama, es que son propiedad privada y sólo se pueden abrir por una orden judicial.
Las cajas de seguridad están destinadas a ser un lugar seguro para guardar los artículos para que no sean sustraídos o dañados si la casa de una persona es robada o le sucede un evento catastrófico, como un incendio. Los objetos permitidos son las pólizas de seguros, escrituras de bienes raíces, planes inmobiliarios y testamentos. La mayoría de las personas mantienen una copia en sus casas y los originales en las cajas de seguridad en el banco. Otros artículos aceptables son joyas, relojes y otros pequeños objetos de valor, además por supuesto de efectivo en moneda nacional o extranjera, como dólares.
En el Banco Nación, por ejemplo, que tiene 500 cajas de seguridad, aunque están todas ocupadas, se pide como requisitos, además de ser cliente de la entidad, el DNI, CUIL o CUIT y una boleta de servicios.
Los cofres tienen, en promedio, una profundidad de 50 centímetros. La diferencia es el ancho y alto: de 10 por 15 cm (pequeña), 20 por 30 (mediana) y 30 por 30 (grande).
El sistema
Debido a que la caja está en la bóveda de un banco, los clientes no pueden simplemente entrar y abrirla. Primero se avisa a un representante de la entidad. Y para eso se debe presentar una identificación demostrando cuál es la caja y que se está autorizado para abrirla. También se exige una firma, para compararla con la autorizada. Una vez que la persona se confirma como autorizada, tiene permiso para entrar en la bóveda con el representante del banco y cada uno tiene su llave, que serán insertadas para sacar la caja. Recién el cliente cuenta con privacidad para revisar el contenido del cofre.