La crisis económica y la incertidumbre en la previa del balotaje presidencial provocaron que el EPRE suspendiese dos licitaciones que tenía listas para lanzar en este mes. La decisión obedece a la posibilidad de que no se presenten empresas dispuestas a encarar la obra, debido a la inestabilidad de los precios de los materiales, así como las dudas de qué pasará en caso de que haya un cambio en el Gobierno nacional. Este problema ya causó que una licitación de la UNSJ para construir aulas para dos facultades quedara desierta. Dos cámaras de empresas constructoras aseguraron que los socios están evitando cerrar contratos hasta que haya pasado el balotaje presidencial.
El primer signo de cómo la situación política y económica afectó el inicio de nuevas obras civiles fue la licitación que hizo la UNSJ para construir aulas para 800 alumnos, en la que no se presentó ningún oferente. A esto se suma que el EPRE tenía dos licitaciones listas para empezar a buscar oferentes, pero, según confirmó el presidente Oscar Trad, decidieron esperar a que pasen las elecciones del 19 de noviembre. Según dijo, el temor es que suceda algo similar a lo de la universidad y la convocatoria quede vacía. Por eso, esperarán hasta que pase el balotaje y haya definiciones no sólo económicas, sino también sobre qué políticas de obras públicas se implementarán a partir de diciembre.
Los proyectos que se vieron afectados son la Estación Transformadora Cañada Honda y la Estación Transformadora Nueva San Juan. En ambos casos, se trata de las obras civiles que sirven de base para mejorar la capacidad eléctrica provincial, aportando estabilidad al sistema y permitiendo, por ejemplo, más inversiones en energía fotovoltaica. En el primer caso, se trata de una inversión de 5 millones de dólares y, en el segundo, son cerca de 7 millones de dólares, aunque estos valores podrían cambiar en caso de una devaluación. Sí avanzaron en la licitación de la compra del transformador en sí mismo porque, explicó el funcionario, son aparatos hechos a medida y los oferentes requieren de más tiempo para presentarse.
La incertidumbre es la que tiene a las empresas constructoras a la espera de novedades económicas antes de firmar cualquier contrato, incluso, cuando la obra tenga alguna forma de readecuación de precios. Miguel Gili, presidente de la Caemco (Cámara de Empresas de la Construcción) explicó que los socios evitan tomar obras grandes que impliquen poner en riesgo el capital y el stock de materiales porque no saben si les pagarán lo suficiente para reponerlos o si los conseguirán. En la misma línea, Julián Rins, de la Cámara Argentina de la Construcción, dijo que, a pesar de que hay menos licitaciones, las empresas se han vuelto más selectivas. "Hoy, tomar una obra grande que no actualiza según inflación, significa trabajar a pérdida y fundirse", aseguró.
Rins aseguró que hay dos factores que tienen en cuenta: el plazo de pago de certificado de obra y, también, el método de readecuación de los mismos. Según los empresarios, no sólo buscan que haya actualizaciones de los montos de pago, sino que se hagan con índices que reflejen la inflación, principal problema de las compañías. En las obras públicas, el cálculo se hace a partir del Índice de Unidad de Vivienda (UVI), que le pone un precio a cuánto se encarece mensualmente la construcción y esto se traslada al pago de certificados. Pero, para el empresario, este valor queda desactualizado porque sólo mide la variación de áridos y ladrillos, cuando otros, como cables o pinturas, aumentan más. "Al final, nos encontramos que tiene una distorsión del 100 por ciento entre lo que nos actualizan el pago y lo que realmente cuesta la obra", explicó. Esto, agregó Rins, hace que las constructoras se alejen de las licitaciones públicas y tampoco acepten estas condiciones a privados.