El primer calvado calingastino -un licor en base a jugo de manzana- se elaboró por primera vez en 1940 de la mano del caudillo Aldo Cantoni, y tuvo su epílogo esta bebida en 1990. A todo el país partieron botellas desde San Juan y se erigió como una marca registrada del departamento cordillerano. Ahora desde el municipio buscan reflotar la elaboración del calvado y el plan es construir una planta elaboradora y embotelladora, con la idea de darle valor agregado a la manzana, que cada vez pierde más terreno en ese distrito (ver radiografía…) y que hoy por hoy sale a granel y con bajo precio. La plata llegaría de la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación y la inversión rondaría el 1.000.000 de pesos.

El calvado tuvo tanto o más prestigio que la sidra que se elaboraba en los valles calingastinos, pero por una cuestión de precio este licor quedó en la memoria colectiva como una bebida de elite. Es más, en un reconocido sitio de remates on line una botella de ‘Calvados extra añejo de Calingasta’ se ofrece hoy a 500 pesos (ver aparte).

‘’La idea partió del intendente (Robert Garcés) y empezamos a armar un proyecto. La semana pasada vino un funcionario de la Secretaría de Agricultura al departamento y le gustó. Tenemos luz verde por parte de ellos en materia de financiamiento, pero tenemos que definir algunas cuestiones operativas para darle forma definitiva a este plan’’, explicó el responsable de Producción, Horacio Rubrilar. Entre los temas a resolver, está la ubicación de la planta. Para ahorrar dinero buscarían un terreno fiscal, posiblemente en el norte de Barreal o en Tamberías; mientras que las máquinas para elaborar el jugo de manzana podrían comprarlas usadas o adquirir unas nuevas. En cuanto al manejo de la planta, el primer eslabón sería que los productores de manzanas formen una cooperativa y que ellos mismos la manejen.

‘’Queremos tener todo definido y armado, con presupuestos y características concretas de que es lo que queremos. Lo que está claro es que necesitamos darle valor agregado a la manzana, porque eso significará más trabajo’’, contó Rubrilar. A modo de parangón, la destilería que armó Cantoni llegó a ocupar allá por la década del ‘50 unas 250 personas, prácticamente la misma cantidad que hoy lo hacen en el proyecto minero Casposo, ubicado en la norteña localidad de Villa Corral.

LA VISIÓN DEL CAUDILLO

Aldo Cantoni fue para Calingasta un hombre clave para su desarrollo. En 1927 y bajo su gobierno, se construyó el camino a ese departamento con lo que la zona dejó de estar aislada de la ciudad de San Juan y terminó de depender comercialmente de Chile, que por entonces era la única vía de entrada y salida de alimentos. En materia agrícola, Don Aldo plantó 400 hectáreas de manzana en la villa cabecera e hizo construir una destilería para el jugo de manzana, el aserradero para aprovechar las plantaciones de árboles con destino comercial que habían -principalmente en la zona norte- y puso en marcha un frigorífico.