La alternativa de que puedan perder los empleos por el cierre de la sucursal en San Juan o porque vaya a producirse un achicamiento que genere despidos, mantiene angustiados a los 29 empleados de Carrefour en la provincia. Y no es la primera vez que les pasa. La primera fue cuando pertenecían a Casa Tía y la cadena fue adquirida por Supermercados Norte, después vino el traspaso a la cadena francesa y la tercera es ahora. Y es porque la firma anunció un plan de achicamiento en el país con el argumento de la caída de ventas por la reducción del consumo, a lo que se ha sumado el fuerte aumento de las tarifas de servicios públicos.

En medio del conflicto, la cadena presentó un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPCE) ante el Ministerio de Trabajo de la Nación que, de aprobarse, permitirá el despido de empleados con sólo el 50% de la indemnización. Otras alternativas que se manejan son el cierre de algunas sucursales o convertirlas en mayoristas, para mejorar la competencia.

En la última reunión que se realizó en la sede laboral con representantes de la empresa y del Sindicato de Empleados de Comercio (SEC) se barajó la posibilidad de que, en lugar de despidos, se pusiera en marcha un plan de retiros voluntarios, que incluiría entre el 110 y el 150% del monto de despido. Lo que se busca es generar un menor impacto entre sus 19.000 trabajadores.

Según datos de El Cronista, Carrefour tiene 605 locales en 22 provincias. En San Juan ocupa la esquina de Libertador y General Acha, donde en 1994 empezó a funcionar Casa Tía, que en 2004 se transformó en Norte. Carrefour recién empezó a operar a partir del 2007.
 

Alfredo Mallea / Empleado de Fiambrería

 

Con 25 años de antigüedad en la actividad comercial, es uno de los empleados más antiguos que sigue trabajando en la cadena comercial. Empezó en Carrefour en 1994 como repositor de góndolas y tuvo que pasar varias entrevistas antes de quedar. “Se presentaron más de 1.500 personas y había largas filas que llegaban a calle Mendoza por un lado y a San Luis por el otro”, recordó.

Desde aquel entonces pasó por varias secciones, como la panadería y la fiambrería, área en la que actualmente se sigue desempeñando.

Sobre la situación actual dijo que “hay mucha incertidumbre porque no se sabe qué va a pasar”.

Con 45 años está casado, tiene 4 hijos que mantener y teme por el futuro de su familia. “Nadie sabe lo que viene, pero en mi caso y con mi edad será difícil salir a conseguir otro trabajo”, sostuvo.

Roberto Moyano / Empleado del área de Lácteos

 

 

Ingresó en lo que era el área de Fiambrería de la ex Casa Tía en el “96, por lo que lleva 23 años en la actividad. Después pasó por la cocina, cuando la cadena vendía alimentos elaborados, y desde hace unos 14 años que está en el área de Lácteos, por lo que dice que la mayoría de los clientes lo reconocen y le preguntan por la situación de la empresa. “Hay temor a perder el empleo porque no se sabe cómo se va a resolver la situación”, dijo.

A pesar eso contó que hay buen clima de trabajo y que cada uno sigue cumpliendo con sus responsabilidades. “No hay mal clima laboral, por el contrario, cada uno sigue con lo suyo y haciendo lo mejor que se puede”, contó.

A pesar de la crisis que argumenta la cadena, dijo que en ningún momento se ha atrasado el pago de sueldos o, por ejemplo, de las horas extras. “Estamos al día, no nos podemos quejar”, sostuvo.

Patricia Avila / Stockista del salón de ventas

 

 

La mujer, que lleva 23 años en la actividad comercial, trabajaba en La Rueca cuando pasó cerca del negocio y vio una larga fila de gente que buscaba empleo. Se anotó y tuvo suerte porque después de varias entrevistas quedó finalmente como cajera. Después fue repositora en el salón de ventas hasta llegar a ser stockista. “Mi responsabilidad es controlar los faltantes de mercadería para que se hagan las reposiciones y también los robos, que son muchos, lamentablemente”, contó.

Sobre la situación actual, dijo que “tenemos incertidumbre, estamos angustiados porque no se sabe qué va a pasar con nuestro futuro”.

Destacó que se trata de una empresa que siempre se ha preocupado por la situación del personal y que incluso, cuando alguien ha querido estudiar, hasta le han dado permiso para hacerlo. “No nos podemos quejar, siempre nos han tratado muy bien”, sostuvo.